La guardia de San Salvador ya había tenido un encuentro con las tropas de Arce, y estos dieron alarma a la ciudad y esto les dio tiempo de reforzar los puestos.
Arce hizo avanzar a los demás cuerpos por un camino estrecho.
Los invasores fueron repelidos muchas veces por la resistencia que encontraron en Milingo, pero repitieron con más denuedo al ataque.
Una parte de la caballería penetró hasta el ancho foso que circunvalaba el cantón que Arce pretendió terraplenar con hombres y caballos.
La pérdida para los salvadoreños no excedió de tres a cuatro muertos y veinte heridos.