José Rosi

[1]​[2]​[3]​[4]​ José Rosi, quien no debe ser confundido con José Justiniano Rosi y Rubí de Cervera (que fue alcalde mayor de Suchitepéquez); y a quien algunos autores (como Barón Castro, Rubio Sánchez, y Tarracena Arriola) han combinado, cuando en realidad son personajes completamente distintos.

Llegaría a Puerto Rico, donde esperaría dos meses debido a reparaciones de dicha embarcación; luego de lo cual llegaría al golfo dulce (Honduras), y pocos meses después se trasladaría a la ciudad de San Salvador, donde fijaría su residencia.

Durante su mandato, el 12 de febrero, tomó las disposiciones necesarias para aliviar un incendio en el barrio de ladinos de Zacatecoluca; asimismo, acaeció una nueva invasión de langosta, por lo que se utilizó todos los recursos que la intendencia tenía; por otro lado, se suscitó una polémica debido a que ordenó (basado en disposiciones antiguas) que durante los actos religiosos, los oficiales de las reales cajas se podían sentar en las bancas destinadas a los miembros del ayuntamiento.

[7]​[12]​ En 1811, alertaría al intendente Antonio Gutiérrez y Ulloa sobre la posibilidad de que se suscitase un movimiento en su contra.

[13]​[9]​ En el cabildo abierto, acontecido el 5 de noviembre (por el comienzo del movimiento independentista), mantendría una actitud moderada, pero manteniendo su lealtad a las autoridades españolas; a la vez que rehusaría dar su cargo de comandante del escuadrón de dragones, cuando se lo solicitó el presbítero José Matías Delgado.

[13]​[9]​ En la mañana de ese mismo día que inició el movimiento, el en ese momento alcalde primero Manuel Morales ordenó que todos los peninsulares fueran llevados a prisión; pero, debido al abogado Juan Miguel de Bustamante, se decidió que fueran encerrados en los conventos; en donde, en uno de ellos, estaría Rosi durante el gobierno del intendente José Mariano Batres (que fue designado por el cabildo abierto del 6 de noviembre).

Dicha información hace que el intendente José María Peinado ordene, el 24 de enero, el apresamiento de varios funcionarios del ayuntamiento; la inquietud generada por ello, suscitó que en la noche de ese día comenzase el segundo movimiento independentista; en la que mantuvo su lealtad al intendente Peinado.

El 27 de enero se produciría un amotinamiento de la población que tomaría el barrio La Vega; por lo que Rosi conduciría a las tropas para atacar y desalojar a los manifestantes.