Ion Negoițescu

Los estudios sobre la literatura rumana de Ion Negoițescu, y sus contribuciones a la teoría literaria, generalmente contrastaban con el recurso al tradicionalismo o antieuropeismo nacionalista o nacionalcomunista y contribuía a la polémica defendiendo los valores de la cultura occidental.

[5]​ Durante sus estudios en la escuela de Angelescu conoció al poeta y pensador Lucian Blaga.

[1]​[2]​[7]​ De acuerdo al mismo Negoițescu, reveló su homosexualidad, cuando escribió sobre ella en un examen que luego entregó a su tutor.

Tal como recuerda él mismo, contribuyó con los periódicos del grupo y, llevando los uniformes verdes paramilitares, formó parte de sus desfiles callejeros.

Entre los demás autores pertenecientes al Círculo se pueden mencionar a Stanca, Nicolae Balotă, Ștefan Augustin Doinaș, Cornel Regman y Eugen Todoran.

[1]​[5]​ Firmada con el seudónimo Damian Silvestru y planteada por Negoițescu, una carta exponiendo esta posición fue publicada en la revista Viața del novelista Liviu Rebreanu.

[3]​[4]​[15]​ Según Sîrbu, que en esa época estaba desplegado como sargento comisionado en el Ejército rumano, sus colegas se habían sentido atraídos a cooperar con el cada vez más poderoso Partido Comunista Rumano, pero solo como un medio de supervivencia.

[16]​ Negoițescu había publicado poco antes su segundo libro, Despre mască și mișcare («Sobre la máscara y el movimiento»).

[1]​[3]​[4]​ Con credenciales firmadas por Blaga y el académico francés Henri Jacquier, y patrocinado por la compañía petrolera rumana Titan-Călan-Nădrag, Negoițescu se desplazó de nuevo a Bucarest, donde, junto con Stanca, esperaban poder recibir una beca del Institut de France.

[3]​ Sin embargo, la correspondencia de la época también muestra graves tensiones entre los miembros del Círculo, como los que había entre Doinaș y los afiliados al Sburătorul, como Felix Aderca y Vladimir Streinu, ambos en el panel del jurado de los premios Lovinescu.

[21]​ Finalmente, en 1961, se convirtió en preso político en la cárcel de Jilava[4]​ y fue liberado en 1964, gracias a una amnistía.

[11]​ Sin embargo, el arresto mismo, que concluía una purga mayor en el campo intelectual, también se puede considerar como una ramificación tardía de la farsa judicial que tenía como objetivo a los intelectuales Dinu Pillat y Constantin Noica.

[1]​ Ese mismo año, 1968, Negoițescu dejó la revista Luceafărul para trabajar en Viața Românească, donde se le concedió un puesto en la redacción, labor que mantendría hasta 1971.

[21]​ Durante su estancia en Francia, Negoițescu visitó a Monica Lovinescu, que se había convertido en una conocida crítica literaria para la diáspora rumana y en una portavoz anticomunista.

[21]​ A pesar de las crecientes reacciones negativas contra su obra, Negoițescu continuó publicando ensayos y monografías: Însemnări critice («Registros críticos», 1970), E. Lovinescu (1970),[1]​ Lampa lui Aladin («La lámpara de Aladino», 1971), Engrame («Engramas», 1975), Analize și sinteze («Análisis y síntesis», 1976).

[1]​[4]​ Estos libros transgredían ocasionalmente los límites impuestos por los líderes comunistas e iniciaron varios de sus enfrentamientos más o menos importantes con la censura.

[1]​[4]​[36]​ Negoițescu mismo fue arrestado poco después, sometido a un violento y humillante interrogatorio, que le produjeron de nuevo pensamiento suicidas.

[1]​ También se le amenazó con procesarlo por incumplir el artículo 200 del código penal, que prohibía las relaciones homosexuales.

[37]​ Todavía con permiso para viajar a Europa Occidental, Negoițescu participó en un festival de poesía en Bélgica, tras el que consiguió varias becas e invitaciones.

[43]​ junto con otras amistades rumanas que habían sido expulsadas o había huido de Rumanía (Călinescu, Nemoianu, Raicu y Vianu entre ellos), también fue miembro del colegio editorial de Agora, una revista basada en Estados Unidos fundada por el poeta y disidente Dorin Tudoran, con el apoyo del National Endowment for Democracy.

[20]​ También según Terian, esta posición reflejaba los ambiciosos pronunciamientos del propio Lovinescu sobre la obra de su rival Călinescu.

[60]​ Ştefănescu considera Istoria literaturii române como, «no sólo inacabada, sino nunca comenzada»: Negoiţescu solo había publicado lo que se suponía era su parte media (planeando discutir la literatura posterior a 1800 en un addenta al segundo volumen, junto con las obras del siglo XX).

Según la definición de Martin, este grupo diverso incluye a otros que «habían pasado por cárceles comunistas» (Adrian Marino, Ovidiu Cotruş, Alexandru Paleologu), junto con los desilusionados o militantes del Partido Comunista Rumano (Savin Bratu, Vera Călin, Paul Cornea, Ovid Crohmălniceanu, Paul Georgescu, Silvian Iosifescu) y un significativo número de escritores jóvenes que en esa época estaba dando sus primeros pasos.

[36]​ En su Scriitori contemporani, Negoiţescu mismo comparaba la actitud de los intelectuales locales con la de otros países comunistas, considerando que los rumanos eran más débiles en su reacción contra las demandas del régimen y argumentando que, enfrentados a presiones políticas, las instituciones rumanas fueron «las primeras en ceder».

¿Dónde oh dónde está más degradada la cultura europea en este momento que en el país en el que los mismísimos monumentos de importancia y valor europeos están siendo demolidos sistemáticamente más y más en toda forma concebible?»[46]​ Considerando las declaraciones de su adversario como «una ofensa a la libertad misma»,[46]​ Negoiţescu también situaba el aislacionismo y antieuropeísmo en relación con una actitud común en la Rumanía posterior a la II Guerra Mundial.

[80]​ Más o menos al mismo tiempo, Negoiţescu también reaccionó contra la tendencia de algunos rumanos de reexaminar su literatura nacional basándose puramente en su estatus político bajo el comunismo, señalando principalmente que varias obras consideradas valiosas en su momento por su subtexto habían perdido su importancia, y clamaban por una revaluación.

[81]​ Concluyó: «¿Hasta qué punto sus opiniones estéticas, existenciales o políticas de forma inevitable interconectan, molestaban y todavía molestan no sólo a parte del poder político rumano, sino que también al establishment cultural?

[60]​ Durante sol últimos años del siglo XX, el poeta Iustin Panta fundó y editó la revista Euphorion, basada en Sibiu, que debía su inspiración parcialmente al proyecto de Negoiţescu y tenía a Doinaş como su director honorífico.

[2]​[7]​ La revista Apostrof entrega anualmente el premio Ion Negoiţescu a las contribuciones de autores rumanos.

[38]​[39]​ Indicó que su firma en cualquier otro documento había sido obtenido con el uso de violencia e intimidación.