Se cree que la palabra proviene de una adaptación al inglés del vocablo alemán Urninge ("uranista"), que publicó por primera vez el activista Karl Heinrich Ulrichs en 1864 y 1865 en una serie de cinco folletos que se recopilaron con el título Forschungen über das Räthsel der mannmännlichen Liebe (Investigaciones sobre el misterio del amor entre varones).
[cita requerida] La palabra alude a El banquete, de Platón, un discurso sobre Eros.
En la primera, nació de Urano (El cielo), un nacimiento en el que «no tomaba parte la mujer».
En su volumen Deseos ocultos: Los uranistas más importantes, Michael M. Kaylor escribe: Ulrichs llegó a la comprensión de que no todas las personas que externamente presentan un cuerpo masculino con atracción sexual por los hombres eran de naturaleza femenina.
Con frecuencia pero no siempre, los tres ejes estaban vinculados: el mismo Ulrichs, por ejemplo, era Weibling (femenino) Urning (homosexual) y prefería desempeñar un rol sexual activo.