Guerra de sucesión española en Cataluña

[4]​ No hubo demasiados problemas para fijar la cantidad, el conflicto se produjo a la hora de establecer los medios que se habían de aplicar a la recaudación.

No se sabe lo que verdaderamente llegó a percibir Felipe V.

Tras la marcha de Felipe V se produjeron los primeros conflictos entre las instituciones catalanas y los oficiales reales encabezados por el virrey.

[6]​ Este conflicto coincidió con el crecimiento de los apoyos al "partido austracista" y del sentimiento antifrancés —el cónsul protestó porque los franceses eran insultados con gritos como «oin, oin, gabacho puerco» y apedreados en las calles—.

Un general francés afirmó que la mayoría de la gente, especialmente en Barcelona, era contraria a Felipe V y los «realistas» eran señalados con el dedo y la gente rehuía su compañía.

El propio Luis XIV se quejó de que no había «orden ni gobierno en Cataluña» —«se ha llegado a tal extremo que en Barcelona se habla públicamente a favor del emperador»— y lo achacó a «las leyes obtenidas en las últimas Cortes», gracias a las cuales «la gente de dicha provincia es cada vez más insolente... y no reconocen la autoridad real».

En aquel momento Darmstadt mantenía contactos con el "partido austracista" de Cataluña que iba ganando cada vez más adeptos.

Pero los implicados en la sublevación fallaron y tampoco las instituciones catalanas actuaron, a pesar de sus simpatías por la causa del Archiduque, adoptando en cambio una actitud temerosa y servil ante el virrey.

[12]​ "Harto de esperar una respuesta y molesto por la ambigüedad de las instituciones catalanas [que se debatían entre una admiración incuestionable hacia Darmstadt y la fidelidad debida a Felipe V, máxime cuando la amenaza de represión por parte del virrey Velasco era incontrovertible], Darmstadt bombardeó la ciudad, desconcertando a sus partidarios".

A cambio Cataluña reconocería a Carlos de Austria como legítimo rey de España y el nuevo rey debería jurar y mantener las leyes catalanas.

[17]​ Así en el tratado se alude 17 veces a las Constituciones catalanas y a su defensa, lo que contrasta con la política represiva de los virreyes nombrados por Felipe V —que por otro lado se quejaban de «lo que estrechan sus Constituciones», refiriéndose al poder efectivo que tenían en el Principado—.

[20]​ Por su parte el archiduque Carlos, en cumplimiento de lo acordado en Génova, embarcó en Lisboa rumbo a Cataluña.

Gracias a la intervención del Consejo de Ciento el virrey Velasco y algunos felipistas destacados lograron salvar la vida.

[24]​ En cuanto a los dos temas más controvertidos en las Cortes de 1701-1702, sobre los que Felipe V se negó a hacer ningún tipo de concesión, se acordó que las tropas vivieran en cuarteles y no en casas particulares y en cuanto a las insaculaciones la Corona dejaría de elaborar las listas aunque se reservaba algunas prerrogativas.

"Las Constituciones se revelaban, de este modo, como un mecanismo eficaz para regir la sociedad catalana, adaptándose a sus demandas, lejos de haberse convertido en un marco jurídico anquilosado y marchito por el paso del tiempo", afirma Albareda.

[28]​ Sin embargo, las constituciones políticas, como las económicas, no fueron respetadas por Carlos III el Archiduque.

Esta situación intentó ser aprovechada por Carlos III el Archiduque para iniciar una ofensiva desde Cataluña en la primavera de 1710 con la finalidad de ocupar Madrid por segunda vez —la primera había tenido lugar en 1706—.

Carlos III se adelantó para llegar cuanto antes a Barcelona y se dice que cuando llegó a tierras aragonesas exclamó: «Ya estoy en mi reino».

Con estas dos victorias borbónicas la guerra en la península ibérica dio un vuelco decisivo a favor de Felipe V.

[38]​ Así se aceleraron las negociaciones secretas entre británicos y franceses que en pocos meses llegaban a buen puerto, quedando plasmado el acuerdo en tres documentos que prefiguraron los tratados posteriores de Utrecht de 1713.

Según cuenta el cronista Francesc de Castellví tras la firma del convenio de Hospitalet un clima derrotista se apoderó de Barcelona y por las noches se oían cantos que decían en catalán: «Carlos e Isabel, necesitados, al fin nos han dejado» o «Ingleses han faltado, portugueses han firmado, holandeses firmarán y al fin nos colgarán».

Allí unos cuarenta nobles constituyeron el "Cuerpo de Nobleza" que prestó obediencia a Felipe V, considerando «abominable» la resistencia, una decisión que era «reservada a los monarcas».

Mientras tanto diversos regimientos del Ejército de Cataluña intentaban recuperar las zonas del interior e iban proclamando a su paso que Felipe V quería convertirlos en esclavos.

Asimismo fue creciendo el fanatismo religioso impulsado por el vicario Josep Rifós, por lo que proliferaron las procesiones, los sermones en lugares públicos y los grupos de penitentes que recorrían las calles.

Dos meses después comenzó el bombardeo de Barcelona por la artillería borbónica que no pararía hasta su rendición.

En The Case of the Catalans Considered, después de aludir repetidamente a la responsabilidad contraída por los británicos al haber alentado a los catalenes a la rebelión y a la falta de apoyo que tuvieron después cuando lucharon solos, se decía:[64]​ Por su parte, The Deplorable History of the Catalans, tras narrar lo sucedido durante la guerra, elogiaba el heroísmo de los catalanes: «ahora el mundo ya cuenta con un nuevo ejemplo de la influencia que puede ejercer la libertad en mentes generosas».

Se estima que unos 47.000 soldados borbónicos ocupaban Cataluña y unos 39.000 cercaban Barcelona.

Frente a ellos unos 5.400 resistentes defendían la ciudad, al mando del general Antonio de Villarroel y del conseller en cap Rafael Casanova, y las partidas austracistas que acosaban a los borbónicos en el interior de Cataluña no superarían los 13.000 hombres.

A esto se unió el bombardeo continuo iniciado en abril que tuvo efectos devastadores: cayeron alrededor de 40.000 proyectiles que destruyeron la tercera parte de los edificios.

[67]​ El 3 de septiembre de 1714 Berwick dio un ultimátum a Barcelona para que se rindiera pero los resistentes decidieron proseguir la lucha, por lo que en la madrugada del 10 al 11 de septiembre se produjo el asalto final a la ciudad por una brecha de la muralla —que había sido abierta hacía dos meses y que los resistentes habían conseguido defender hasta entonces—, combatiéndose cuerpo a cuerpo en las calles y casas.

Asalto final de las tropas borbónicas sobre Barcelona el 11 de septiembre de 1714.
Constituciones, Capítulos de corte y Actos de corte aprobados por las Cortes catalanas de 1701-1702 .
El príncipe Jorge de Darmstadt . Felipe V lo destituyó como virrey de Cataluña por su vinculación con la Casa de Austria —que no lo había reconocido como rey— y en abril de 1701 lo expulsó de sus dominios. [ 9 ] ​ Durante los tres años en que había desempeñado el cargo de virrey de Cataluña, el príncipe de Darmstadt había alcanzado una gran popularidad gracias al apoyo que había dado a las reivindicaciones de las instituciones catalanas, como la de recuperar el control de la insaculación para la designación de los miembros de la Diputación del General y del Consejo de Ciento , dos de los Tres Comunes de Cataluña , o intentar resolver el controvertido tema de los alojamientos de tropas en el Principado . También le había granjeado muchos apoyos la reclamación de más medios para defender Cataluña de los ataques franceses y la decisión de aumentar los aranceles de los tejidos de lana y de seda franceses para proteger la manufactura catalana. Llegó a asistir incluso a una de las reuniones de la « Academia de los Desconfiados » que agrupaba a los miembros de la élite catalana más firmes partidarios de la Casa de Austria , en un momento en que en la corte de Madrid se dilucidaba quien sería el sucesor de Carlos II. [ 10 ]
Sitio de Barcelona de septiembre de 1705 por las tropas aliadas al mando del conde de Peterborough
Actos de las Cortes de 1705.
El Archiduque Carlos hacia 1707
Henry St John , 1. er Vizconde de Bolingbroke. Atribuido a Alexis Simon Belle , c. 1712. National Portrait Gallery , Londres , NPG 593.
La emperatriz Isabel Cristina de Brunswick en 1712, cuando era regente y capitana general de Cataluña en nombre de su esposo Carlos VI de Austria y III de España .
Cruz de San Jordi, insignia del Ejército de Cataluña .
Antonio de Villarroel , nombrado comandante general del Ejército de Cataluña .
Lealtad Cathalana (1714)
Retrato de la reina Ana de Inglaterra , hacia 1705
Los manifiestos Deplorable History of the Catalans y The Case of the Catalans recordaban a Inglaterra su tratado de alianza militar con Cataluña y la traición de Utrecht
Castillo de Cardona , el último reducto de la Cataluña resistente.