Monarquía compuesta

El tratadista político castellano del siglo XVII Juan de Solórzano Pereira las definió como aquellas monarquías integradas por diversos reinos y Estados, unidos bajo la fórmula aeque principaliter («unión diferenciada»), lo que significaba que «los reinos se han de regir, y gobernar como si el rey que los tiene juntos, lo fuera solamente de cada uno de ellos»[1]​.[6]​ Después se ha utilizado más el término monarquía compuesta que el de «Estado compuesto» propuesto por Koenigsberger, aunque algunos historiadores prefieren utilizar sus propias categorías como la de «reinos múltiples» (multiple kingdoms) o incluso el de «conglomerado dinástico» (dynastic agglomerate).[6]​ El historiador Xavier Torres destaca dos características de las monarquías compuestas.[nota 2]​ La segunda, que incluía una multiplicidad de entidades políticas "que tenían o podían tener, cada una, no sólo una lengua o una idiosincracia, sino, y por encima de todo, unas instituciones propias y representativas, unas leyes exclusivas y un régimen fiscal igualmente específico", lo que implicaba que el rey —o el emperador— para gobernar necesitaba la cooperación y el entendimiento con las élites de cada reino o "provincia", "lo que solía implicar el reconocimiento correspondiente de los privilegios o las libertades locales, como también se llamaba entonces a las leyes exclusivas de un determinado territorio".[8]​ Las ventajas que tenía la fórmula aeque principaliter o monarquía compuesta ya fue advertida a principios del siglo XVI por Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, cuando aconsejaba dejar a los Estados conquistados «vivir con sus leyes, exigiéndoles un tributo e instaurando un régimen oligárquico que los conserve unidos».En ese contexto se sitúa el proyecto de Olivares resumido en su aforismo Multa regna, sed una lex, «Muchos reinos, pero una ley».[13]​ A principios del siglo XVIII, más concretamente entre 1707 y 1716, las tres principales monarquías compuestas europeas se reorganizaron en un sentido más unitario siguiendo modelos muy diferentes —que vinieron determinados por la correlación de fuerzas internas y por su situación internacional—:[14]​
Escudo de Armas de Carlos I de Habsburgo que muestran los Estados que formaban su monarquía compuesta. Las armas de Carlos I añaden a las de Castilla , León , Aragón , Dos Sicilias y Granada , presentes en el escudo anterior de los Reyes Católicos , las de Austria (de gules y una faja de plata), Borgoña antiguo (bandado de oro y de azur con bordura de gules) Borgoña moderno (de azur, sembrado de flores de lis de oro y bordura camponada, cantonada de plata y gules), Brabante (de sable y un león de oro, coronado de lo mismo, lenguado y armado de gules), Flandes (de oro y un león de sable, lenguado y armado de gules) y Tirol (partido de plata y un águila de gules, coronada, picada y membrada de oro, cargado el pecho de un creciente trebolado de lo mismo). Carlos I incorpora también las columnas de Hércules con la leyenda “Plus Ultra”, en representación del Imperio ultramarino , y rodea el escudo con el collar del Toisón de Oro , como soberano de dicha Orden. Al ser coronado Emperador en 1519, timbra el escudo con la corona imperial y acola el águila bicéfala del Sacro Imperio Romano-Germánico . A partir de 1520 añade al cuartel correspondiente a Aragón y Sicilia, otro en el que se incorporan las armas de Jerusalén , Nápoles y Navarra .
Bandera del reino de Escocia .
Bandera del reino de Inglaterra .