Según los términos del acuerdo, Inglaterra desembarcaría tropas en Cataluña, que, unidas a las fuerzas catalanas, lucharían en favor del pretendiente al trono español Carlos de Austria contra los ejércitos de Felipe V, comprometiéndose asimismo a mantener las leyes e instituciones propias catalanas.
No pudo detener a una parte de los conjurados porque habían embarcado con Darmstadt rumbo a Lisboa -participando en la toma de Gibraltar-, donde se reunieron con el Archiduque.
[3] Sin embargo Crowe no pudo entrevistarse con ningún representante de las instituciones catalanas a causa de que el virrey felipista Velasco, nombrado por Felipe V en enero de 1704, continuaba con su campaña represiva contra los austracistas catalanes, implicados o no en la conspiración fracasada del año anterior.
Así Crowe se puso en contacto con el grupo de los vigatans, para que firmaran la alianza anglocatalana en nombre del Principado.
[7] Así en el tratado se alude 17 veces a las Constituciones catalanas y a su defensa, lo que contrasta con la política represiva de los virreyes nombrados por Felipe V -que por otro lado se quejaban de «lo que estrechan sus Constituciones», refiriéndose al poder efectivo que tenían en el Principado-.