Jerónimo Grimaldi

Jerónimo Grimaldi comenzó su carrera política y diplomática como enviado extraordinario de la República de Génova en Madrid en 1739.

Fue miembro del partido reformista de los «golillas» (nombre despectivo dado por estar constituido principalmente por letrados), partidarios del absolutismo monárquico y centralista frente al «partido aragonés» de su enemigo el conde de Aranda, partidario de la idiosincrasia regional y defensor de los fueros suprimidos por Felipe V tras la Guerra de Sucesión.

Realizó el Tratado de Paz y de Comercio con Marruecos en 1767, el Tratado de Comercio y Navegación con Francia en 1768, la Declaración Comercial Hispano Genovesa en 1772 y el Convenio para la Represión del Contrabando en 1774.

La desastrosa expedición a Argel de 1775 le desacreditó notablemente; tras encontrarse sin aliados y sin fuerzas, solicitó al rey su cese a finales de 1776, siendo sustituido por su colaborador el embajador en Roma, conde de Floridablanca, propuesto por él.

Tras la llegada del conde en febrero de 1777, Grimaldi abandonó España para ser embajador en Roma (1777 a 1785).

Jerónimo Grimaldi miniatura copia del retrato pintado por Anton von Maron.