Expulsión de los jesuitas de la Monarquía Hispánica de 1767

Seis años después el monarca español consiguió que el papa Clemente XIV suprimiera la orden de los jesuitas.

Así que Carlos III rompiendo la tradición de los Borbones, nombró como confesor real al fraile descalzo Padre Eleta.

[4]​ Durante el motín la casa de Esquilache fue asaltada —al grito de ¡Viva el rey, muera Esquilache!— y a continuación la multitud se dirigió hacia el Palacio Real donde la Guardia Real tuvo que intervenir para restablecer el orden —hubo muchos heridos y cuarenta muertos—.

Sin embargo, el motín se extendió a otras ciudades y alcanzó gran virulencia en Zaragoza.

En algunos lugares, como Elche o Crevillente, los motines de subsistencias se convirtieron en revueltas antiseñoriales.

En sus argumentos inculpatorios, según Domínguez Ortiz, recurrió también a «todo el arsenal antijesuítico elaborado en dos siglos», como «la doctrina del tiranicidio, su relajada moral, su afán de poder y riquezas, su manejos en América [en referencia a las misiones jesuíticas ], las querellas doctrinales...».

[7]​ Tras la expulsión el rey pidió la aprobación de las autoridades eclesiásticas en una carta que se envió a los 56 obispos españoles, de los que en su respuesta sólo seis se atrevieron a desaprobar la decisión y cinco no contestaron.

«El resto, la gran mayoría, aprobó con más o menos entusiasmo el decreto de expulsión».

Pero al año siguiente la isla cayó en poder de la Monarquía de Francia donde la orden estaba prohibida desde 1762, lo que obligó al papa Clemente XIII a admitirlos en los Estados Pontificios, a lo que hasta entonces se había negado.

[15]​ En cuanto a las consecuencias de la expulsión para la política y la cultura españolas ha habido interpretaciones dispares.

Carlos III hacia 1760
Expulsión de los jesuitas de Portugal en 1759 por el ministro Marqués de Pombal (grabado de la época)
Retrato de Carlos de Croix , virrey de Nueva España , uno de los máximos exponentes del pensamiento antijesuita, considerándolos una molestia por discurrir y opinar sobre los altos asuntos del gobierno.
Retrato del Marqués de Esquilache , obra del italiano Giuseppe Bonito (1759).
Arte de la lengua guaraní , obra del jesuita Antonio Ruiz de Montoya (1724). La filosofía predicadora jesuíta promovía el estudio de las costumbres y culturas nativas con el fin de ser aceptados en los pueblos indígenas, lo que los llevó a tener buenas relaciones con los nativos de muchas colonias de la Monarquía Hispánica .
Orden de expulsión de jesuitas emitida por el Cabildo de Pasto en San Juan de Pasto , Colombia.
Retrato de Manuel de Roda (1765), principal promotor de la expulsión de los jesuitas de la Monarquía Hispánica .
Retrato de José de Gálvez , visitador general del Virreinato de Nueva España , donde la expulsión de los jesuitas provocó protestas y ataques a las autoridades que fueron reprimidas con violencia.
Antiguo Colegio Imperial de los jesuitas, convertido tras la expulsión en los Reales Estudios de San Isidro .
Ruinas de la Misión jesuítica de San Ignacio Miní (actual Argentina ), abandonada tras la expulsión.
Retrato del jesuita novohispano Francisco Javier Clavijero , historiador especialista en las culturas prehispánicas y precursor del indigenismo . Debido a la expulsión de los jesuitas tuvo que exiliarse a Bolonia , donde desarrolló su actividad intelectual.
Mapa de las Islas Filipinas , elaborado por el jesuita Pedro Velarde (1734). Durante el siglo XVIII hasta su expulsión, los jesuitas tuvieron una intensa actividad cultural y científica en las colonias hispanas .