Manuel de Roda y Arrieta

Estudió inicialmente en un colegio de jesuitas y, posteriormente, Derecho en la Universidad de Zaragoza como alumno pobre o "manteísta", lo que explica en parte su comportamiento posterior.

En 1765 fue nombrado ministro de Gracia y Justicia; fue el primer ministro español libremente elegido por Carlos III y llegó a influir poderosamente sobre el monarca, sobre todo en materias eclesiásticas; fue de hecho la eminencia gris de este reinado desde 1765 a 1777, fecha en que pierde su ascendiente sobre el monarca, quien empieza a hacer más caso a Floridablanca.

Impulsó asimismo la disolución de la Compañía que, al fin, realizó el Papa en 1773.

Representó, además, los principios del regalismo dieciochesco y combatió la intromisión de la Iglesia dentro del ámbito reservado a las «[regalía]s de la Corona», actuando por ejemplo contra las inmunidades eclesiásticas y contra algunos poderes (excesivos para él) del Nuncio —«un mueble inútil», como lo llamaban él y su amigo y confidente en Roma José Nicolás de Azara.

Carlos III le concedió el título póstumo de marqués de Roda, que fue a parar a su sobrino político Miguel Joaquín Lorieri.