Concordato de 1753

De esta forma se alcanzó, según Mestre y Pérez García, "el mayor triunfo del regalismo español".

[2]​ Así pues, el concordato establecía un mayor predominio de la autoridad real sobre la esfera eclesiástica en el interior de la Monarquía Hispánica, el denominado patronato regio.

Trató de resolver las múltiples controversias producidas por la convivencia de la jurisdicción papal con las jurisdicciones eclesiásticas locales y la jurisdicción civil, determinando el alcance de cada una (el papa no consintió en conceder un patronato universal); y no entró en otros asuntos en disputa (dispensas matrimoniales, peticiones de particulares y patronatos laicales).

[3]​ El concordato de 1753 abrió una nueva etapa en las relaciones Iglesia-Estado, pero el objetivo episcopalista y conciliarista perseguido por algunos regalistas e ilustrados como Mayans, no se consiguió porque la Iglesia española quedó bajo el control del soberano, no del concilio de los obispos presididos por el rey como aquellos proponían.

[4]​ Las conversaciones con la Santa Sede iniciadas por los Borbones no eran sino una continuación de las negociaciones que previamente habían emprendido Chumacero y Pimentel bajo el reinado de los últimos Austrias.