La guerra de los Siete Años terminó en 1763.
William Pitt se había empecinado en mantener vivo el conflicto hasta lograr el aniquilamiento de las fuerzas del Reino de Francia.
[1] Los tratados de paz que pusieron fin a la Guerra de los Siete Años representaron una victoria para el Reino de Gran Bretaña y el Reino de Prusia.
Para el Reino de Francia supusieron la pérdida de la mayor parte de sus posesiones en América y Asia.
La firma de la paz tuvo las siguientes implicaciones: El 15 de febrero se firmó el Tratado de Hubertusburg que confirmó a Silesia como posesión prusiana y convirtiendo a esta última en potencia europea bajo el reinado de Federico II el Grande.