En 1633 Gaspar Sala afirmaba que «Barcelona es la cabeza de toda Cataluña, y el espejo en que las demás ciudades se miran», mientras que ante el fracaso de su Gran Memorial, el conde duque de Olivares concluía que «las tres cuartas partes del Principado dependen de Barcelona».Todos ellos tenían un mandato de dos años, siendo el Protector del Brazo su máxima autoridad.La aristocracia militar catalana era convocada en el Consejo Plenario, siendo sus resoluciones ejecutadas por los oficiales del Brazo.Pero el Brazo militar escapó de dicho control al ser sus oficiales escogidos ad aurem secret, impidiéndose así cualquier intervención del monarca.[10] El clima de tensión se suavizó tras la Cortes de Cataluña de 1701-1702, pero en 1703 la «Conferencia de los Tres Comunes» volvió a coaligarse para detener la vulneración de las constituciones catalanas por parte del virrey, concluyendo en la representación enviada ante Felipe V que «en Cataluña no hay cosa mas establecida y fixa que sus constituciones se deben entender a la letra», y denunciando que «se experimenta una total inobservancia de las leyes que vuestra magestad y los Braços [sic] en estas últimas Cortes establecieron».Pero la realidad fue bien distinta y el nombramiento de un virrey, Francisco de Velasco, solo agravó aún más la situación hasta llegar a lo insostenible; en enero el Brazo militar de Cataluña envió un último aviso a Felipe V advirtiéndole del «poco agrado, aceptación y agasajo con que el lugarteniente de vuestra magestad trata al Braço quedando toda la nobleza catalana mortificada».El intento de desembarco aliado en Barcelona en 1704 alarmó sobremanera a la corte de Felipe V, a lo que siguió una política de detenciones indiscriminada lanzada por el virrey Velasco que conculcaba gravemente las Constituciones de Cataluña; así mismo el virrey, a la par que urgía a Madrid para que le enviaran refuerzos militares para contener la situación en Barcelona, prohibió que se celebrara cualquier conferencia más entre los Tres Comunes de Cataluña.Ansiosamente deseado, los catalanes pugnaron durante doscientos años hasta conseguir su creación.En las Cortes catalanas de 1533 los brazos catalanes propusieron al rey Carlos I su aprobación, para asegurar que la Corona Española cumplía con la Constitución de la Observancia, que determinaba el principio que el rey estaba sometido a las constituciones catalanas.Permitía así garantizar el ordenamiento jurídico catalán con la coparticipación de las instituciones del Principado y los oficiales reales.La amenaza absolutista parecía así quedar neutralizada, pues el rey o sus virreyes no podían emitir leyes de rango superior a una constitución catalana (ley), de manera que las pragmáticas y los reales decretos quedaban supeditados al ordenamiento constitucional catalán; además, si cualquier oficial real vulneraba una constitución catalana (ley), debía ser sometido a un proceso judicial de contrafacción.[13] El mismo Felipe V se daría cuenta de las limitaciones que el Tribunal de Contrafacciones suponía para su «real voluntad», y reconocería poco después que tras la Cortes de 1701-1702, los catalanes «habían quedado mas Repúblicos que el parlamento alusivo a ingleses».Frecuentemente se ha atribuido falsamente la autoría del dicho bando al Conseller en Cap de Barcelona Rafael Casanova, cuando la verdad histórica es que Rafael Casanova había caído herido en combate en el Bastión de San Pedro horas antes, y que el bando fue redactado en la conferencia tenida por los Tres Comunes en el Portal de San Antonio, tal y como el mismo bando deja, meridianamente, explicitado.
Libro I de las
Constituciones de Cataluña
, Capítulo de corte XXXVI:
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XXIII EL MISMO
[en referencia a Felipe V]
, en la dicha Corte
[de 1701-1702]
. Capítulo XXXVI. Como la experiencia ha enseñado sobre las demás que la inobservancia de los Usajes de Barcelona, Constituciones, Capítulos y Actos de Corte, usos, prácticas, observancias, y costumbres, Privilegios, exenciones, libertades de Comunes, y particulares del Principado, y demás leyes, y derechos de la Patria, se acostumbra a originar de haberlas cometido, y dejado a declaración de las Contrafacciones, o contra Constituciones, en los mismos Doctores de la Real Audiencia [..]
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