Caso de los catalanes

Por su parte Cataluña reconocería al Archiduque Carlos de Austria como legítimo rey de España, y el nuevo rey debería jurar y mantener las leyes catalanas.

[4]​ Así aludía 17 veces a las Constituciones catalanas y a su defensa, lo que contrastaba con la política represiva de los virreyes nombrados por Felipe de Borbón —que por otro lado se quejaban de «lo que estrechan sus Constituciones», refiriéndose al poder efectivo que tenían en el Principado—.

[5]​ El advenimiento al poder del partido tory en el Reino de Gran Bretaña en 1710, favorable a lograr un paz con Luis XIV y Felipe V, alteró la política diplomática inglesa.

[8]​ Finalmente el emperador Carlos VI se autoexcluyó del Tratado de Utrecht, llegándose a una paz por separado entre Francia, Inglaterra, Holanda y Felipe V. Felipe V se comprometió a decretar un perdón y amnistía general a todos los catalanes por lo sucedido en la anterior guerra, pero se negó al mantenimiento del ordenamiento constitucional catalán.

El emperador ordenó al mariscal Guido von Starhemberg que intercediera por los catalanes y retrasara la evacuación.

Bolinbroke intentó justificar que con este artículo la reina Ana ya había cumplido honorablemente con sus obligaciones emanadas del Pacto de Génova alegando que «los privilegios de Castilla son mucho más valiosos para aquellos que tratan de vivir en la debida sujeción a la autoridad» y que además aseguraban a los catalanes el disfrute del comercio americano y poder obtener cargos en la monarquía.

Al igual que los británicos en las negociaciones del tratado de Utrecht, lo que el representante imperial pretendía, siguiendo las indicaciones de Carlos VI, era que Felipe V se comprometiera a promulgar una amnistía para sus "vasallos rebeldes" tanto catalanes como mallorquines y a no derogar las leyes e instituciones propias del Principado de Cataluña —ni del reino de Mallorca también del lado austracista— si la emperatriz y las tropas imperiales lo abandonaban.

Sin embargo, Bolingbroke no solo rechazó las críticas sino que ordenó al almirante Wishart que bloqueara Barcelona por mar bajo el pretexto de que catalanes y mallorquines estaban perjudicando el comercio británico en el Mediterráneo, y al mismo tiempo su embajador en Madrid enviaba una carta a la Diputación General de Cataluña aconsejándole rendirse y someterse a su legítimo soberano.

[15]​ En julio Bolingbroke también rechazó la propuesta del representante de los Tres Comunes de Cataluña en Londres Pablo Ignacio de Dalmases para que la reina Ana «tome en depósito a Cataluña o por lo menos Barcelona y Mallorca hasta la paz general sin soltarlas a nadie hasta que mediante tratado se adjudiquen y se asegure la observancia de sus privilegios» —en referencia a las negociaciones que tenían lugar en Baden—, porque eso podría suponer la reanudación de la guerra.

Por su parte, The Deplorable History of the Catalans, tras narrar lo sucedido durante la guerra, elogiaba el heroísmo de los catalanes: «ahora el mundo ya cuenta con un nuevo ejemplo de la influencia que puede ejercer la libertad en mentes generosas».

Aun cuando rebeldes, son vuestros súbditos y debéis tratarlos como un padre, corrigiéndolos pero sin perderlos».

[19]​ Tanto el nuevo rey Jorge I como el nuevo gobierno whig, salido de las elecciones celebradas a principios de 1715, eran contrarios a los acuerdos que el gobierno anterior tory había alcanzado con Luis XIV y que habían constituido la base de la Paz de Utrecht, pero acabaron por aceptarlos porque las ventajas que Gran Bretaña había obtenido eran evidentes, lo que supuso que el viraje británico sobre el «caso de los catalanes» finalmente no se produjera.

[20]​ A pesar de todo, la nueva mayoría whig en el parlamento con el apoyo del rey formó un Committee of Secrecy encabezado por Robert Walpole para elaborar un informe sobre la actuación del gobierno tory anterior y depurar responsabilidades.

Harley fue encarcelado y Bolingbroke y Ormond huyeron a Francia donde colaboraron con el pretendiente Jacobo III Estuardo para organizar un levantamiento jacobita en Escocia para derrocar a Jorge I de Hannover.

Ante el escenario adverso Felipe V destituyó a Julio Alberoni y la cuestión no progresó.

En uno de los documentos del Tratado Felipe V otorgaba la amnistía a los austracistas y se comprometía a devolverles sus bienes que habían sido confiscados durante la guerra y en la inmediata posguerra.

Así en el opúsculo se propugnaba la formación de una gran alianza en Europa para restablecer el equilibrio europeo y para liberar a los españoles que «gimen baxo la más dura servidumbre del despotismo de la Casa de Borbón» y restaurar[31]​

El Caso de los Catalanes
El Principado de Cataluña libró la guerra tanto en el campo de batalla como en las cancillerías europeas. Los embajadores catalanes en Londres , Viena y La Haya jugaron un papel crucial en la guerra diplomática. Los manifiestos Deplorable History of the Catalans y The Case of the Catalans recordaban a Inglaterra su tratado de alianza militar con Cataluña y la traición de Utrecht. [ 1 ]
Primera página de la publicación "The Deplorable History of the Catalans"
Retrato de 1715 del rey Jorge I de Gran Bretaña .
El opúsculo atribuido a Rafael Casanova Record de l'Aliança [ 30 ] ​ recuerda al rey Jorge II de Gran Bretaña la alianza pactada en Génova en 1705 entre el Principado de Cataluña y el Reino de Inglaterra a fin de auxiliar al Archiduque Carlos "a la entera recuperación de toda la Monarchía de España" ,
La implicación de Felipe V en la Guerra de Sucesión Polaca (1733-1738) debido a los Pactos de Familia desencadenó las esperanzas de los austracistas en pos de recuperar la «Libertad de Cataluña». Fue publicado en enero de 1736, el «22º año de nuestra esclavitud» .