Represión borbónica en la guerra de sucesión española

Incluso un bando prohibió que los niños jugaran a «maulets i botiflers».Sin duda fue Cataluña el territorio que fue más castigado por la represión, lo cual es lógico ya que fue el principal y último bastión de la resistencia austracista —Cataluña siguió combatiendo a los borbónicos en solitario incluso después de concertada la Paz de Utrecht que puso fin a la guerra en Europa.El duque Berwick escribió en sus Memorias que aquella orden le pareció desmesurada y «poco cristiana».Según Berwick, esta se explicaba porque Felipe V y sus ministros consideraban que «todos los rebeldes debían ser pasados a cuchillo» y «quienes no habían manifestado su repulsa contra el Archiduque debían ser tenidos por enemigos».Especial relevancia tuvo la ejecución del general Josep Moragues, que primero fue arrastrado por las calles por un caballo, luego degollado y cuarteado, y finalmente su cabeza fue colgada en una jaula en el Portal del Mar —una costumbre solo aplicada hasta entonces a los bandoleros— para que sirviera de recordatorio de quién ostentaba ahora el poder en Cataluña tras la derrota austracista.A los que no fueron ejecutados o encarcelados se les obligó a marchar al exilio y se prohibió la correspondencia con los territorios bajo la soberanía del emperador Carlos VI.Asimismo se prohibió a los eclesiásticos austracistas ejercer el sacramento de la confesión y muchos de ellos fueron juzgados por el Tribunal del Breve constituido al efecto y presidido por el canónigo felipista Josep Taverner.[13]​ Otra de las medidas represivas que se adoptaron fue la construcción de la Ciudadela iniciada en 1715 bajo la dirección del ingeniero militar holandés José Próspero Verboom para mantener Barcelona bajo el control borbónico.De esta forma, como ha señalado Joaquim Albareda, "desapareció casi una quinta parte de la ciudad, en el barrio más rebelde y, al mismo tiempo más dinámico en términos económicos.En uno de los documentos del Tratado Felipe V otorgaba la amnistía a los austracistas y se comprometía a devolverles sus bienes que habían sido confiscados durante la guerra y en la inmediata posguerra.
Retrato de Felipe V de España a caballo. Pintado por Jean Ranc en 1723.
Busto del general Josep Moragues i Mas en la plaza Mayor de Sort .
Plano de Barcelona de 1806 con la Ciudadela, a la derecha, integrada dentro de las murallas de la ciudad.