[12] El primer antecedente conocido de un dispositivo afín a una copa menstrual es el «saco catamenial», patentado en 1867 en Chicago, Estados Unidos, por S, L. Hockert.[23] En 1928 Emil Spardel inscribió una copa capaz de plegarse sobre sí misma unida a una bolsa exterior mediante un cabo tubular.En 1962 realizó un estudio con 150 usuarias de copa menstrual que incluyó exámenes pélvicos, uroanálisis, y hemograma, con resultados favorables.[48] En 1987 Lou Crawford comenzó a fabricar la copa de látex The Keeper, en Cincinnati, Estados Unidos; el modelo sigue en venta hasta la actualidad.La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) requirió que se establezca una advertencia sobre posible alergia al látex.[49] En 1989 la empresa australiana Chattan Australia Pty Ltd desarrolló Gynaeseal, un recolector menstrual descartable de látex con aplicador y contenedor de plástico; llamado «tampón diafragma» su diseño era similar a un disco menstrual y estaba orientado a las personas que practicaban planificación familiar natural permitiendo la penetración durante la menstruación.[7] Es un producto de gestión menstrual que se coloca en el canal vaginal, debajo del cuello uterino, para recolectar la menstruación.Para elegir el modelo adecuado se debe tomar en cuenta factores relacionados al cuerpo como la edad, si hubo partos vaginales, la fortaleza de los músculos del suelo pélvico, la longitud del canal vaginal hasta el cérvix y el volumen promedio de flujo menstrual.Otras variables observadas son diferentes colores, texturas y diseños característicos de apéndice; sobre estos últimos en algunos modelos el usuario puede recortarlos para adecuarlos a su canal vaginal.Al tomar el producto, debe plegarlo sobre sí mismo e introducirlo en el canal vaginal, primero por el pico, de manera similar a un tampón sin aplicador.[61] En el caso de un disco menstrual, las instrucciones son similares, solo que debe posicionarse pasando el hueso púbico hasta el fórnix, en un ángulo vertical.[63][64] Preventivamente se la puede introducir en el momento próximo a iniciar la menstruación para evitar así las filtraciones del primer día.[67] Para higienizarla tampoco se deben utilizar jabones con fragancias, geles antibacterianos o alcohol por la posibilidad de que irriten la vagina.[66] Las copas menstruales tienen una curva de aprendizaje y se deben seguir instrucciones específicas para retirarlas saludablemente del cuerpo.[53] Sobre utilizarlas para controlar el sangrado posparto o post aborto, se debe consultar con un profesional de la salud[78] y la recomendación habitual es evitar introducirlas.Existen alternativas en el mercado pensadas para estos casos, particularmente copas con un cabo flexible que rompe el vacío automáticamente cuando se extrae del cuerpo, un sistema más similar al de un tampón.[83][6] Se ha advertido sobre su fabricación irregular, copias a menudo descritas como «falsificaciones», por la posibilidad de que sus materiales no sean hipoalergénicos, causen irritación o desbalanceen el pH vaginal.[89] La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual las categoriza como dispositivos clase diez, junto a otros utilizados para menstruación, partos y anticoncepción.El ente las catalogó como productos médico clase II, por lo que prohibió su distribución y comercialización en territorio mexicano ante la falta de estudios propios sobre su seguridad.[62] No existe evidencia que pruebe una correlación entre el uso de copa menstrual y la enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) o endometriosis.[121] El producto significa un ahorro en el presupuesto personal ya que solo requiere una inversión inicial, pero son la mejor opción costo–beneficio a largo plazo.[121] Pruebas en Europa y Estados Unidos encontraron que la copa es una opción segura sin riesgos de infección asociados.[notas 2][130] Esto se traduce a una reducción de posibles usuarias, ya que la copa puede ser percibida como únicamente apta para mujeres casadas.[130] Para UNICEF asociar el rompimiento del himen con perder la virginidad constituye un mito que debe ser abordado con educación y discusiones en torno a percepciones personales.[83][131] Por otro lado, esta convivencia puede desalentar el uso del propio adminículo en usuarias que carezcan de espacios privados para cambio, higiene y sanitizado final.[136] Respecto al uso en lugares y regiones con problemáticas de acceso a agua potable no existe un consenso generalizado.[139] Las copas menstruales se han utilizado en políticas públicas sobre salud reproductiva y sexual, como herramientas para la lucha contra el ausentismo escolar, particularmente en lugares en desarrollo, como así también son artículos de interés para organizaciones sociales dedicadas a la promoción de salud y bienestar menstrual.Las filtraciones accidentales del sangrado menstrual son una preocupación de algunas usuarias, especialmente niñas en edad escolar, que afirmaron sentirse «victimizadas» y «estigmatizadas» por pares cuando esto ocurría.Dado que la copa recolecta discretamente el flujo en el interior del cuerpo, la comunidad puede percibir a la mujer como «limpia» y se le permite continuar con las actividades normales.[100] En el ciberactivismo, las representaciones gráficas de copas menstruales se han utilizado para promover mensajes ecologistas y eco feministas.
The Keeper (derecha), fabricada en látex, presente en el mercado desde 1987. A la izquierda modelo Diva Cup, de silicona transparente. Las bolsas de tela son para guardarlas entre usos.
Niña enseñando una copa menstrual en un salón de clases. El acompañamiento y educación son necesarias para una mayor aceptabilidad de este método de gestión menstrual.
Mujeres de
Meru
,
Kenia
, examinando una copa menstrual.
Al ser reutilizable, la copa menstrual no genera volumen de residuos inorgánicos durante su vida útil, a diferencia de otros métodos descartables como toallas sanitarias y tampones (en imagen).