Feminismo posmoderno
En El género en disputa, libro de Judith Butler publicado en 1990, la autora se centra en esta perspectiva en particular.[3] Butler analiza la distinción establecida por las teorías feministas anteriores entre sexo (biológico) y género (construcción social).Butler sostiene que este hecho no permite el análisis apropiado del esencialismo.Así pues, el feminismo posmoderno se ha criticado por no ofrecer ninguna propuesta de actuación.La propia Butler descarta el término «posmodernismo» por ser demasiado impreciso como para dotar al concepto de pleno significado.Sin embargo, dado que el lenguaje siempre está abierto a la reinterpretación, es un arma de doble filo que puede usarse para polemizar esta configuración y percepción y, por lo tanto, un ámbito recurrente para el enfrentamiento político.Un tipo de escritura no sujeta a la biología sino al cambio lingüístico.[11] «Uno de los aspectos más llamativos del posmodernismo para muchas feministas ha sido que la focalización en la diferencia.[13] El postestructuralismo está definido en el Penguin Reference, Dictionary of Literary Terms & Literary Theory como: una elaboración más rigurosa de las posibilidades, implicaciones y defectos del estructuralismo y de su base en la propia lingüística saussuriana […].[14] «El posestructuralismo, además, persigue la percepción saussureana de que en el lenguaje solo hay diferencias sin términos positivos y muestra que el significante y el significado son, por así decirlo, no sólo oposicionales, sino plurales, tirando unos contra otros y, al hacerlo, crea numerosos aplazamientos de significado, que aparentan interminables patrones entrecruzados en secuencias de significado.