Su lucha es, pues, lograr la igualdad entre los sexos a través de la reforma política y legal.
[2] Consideraban que ningún gobierno o costumbre debía prohibir el ejercicio de la libertad personal.
Feministas como Mary Wollstonecraft, Judith Sargent Murray y Frances Wright abogaron por la inclusión política plena de las mujeres.
El feminismo liberal se mantuvo en silencio durante las cuatro décadas posteriores a lograr el derecho al voto.
Juntas, lucharon por un cambio lingüístico en las Enmiendas XIV y XV para incluir a "mujeres".
[6] Además, en 1890 fundó la National American Woman Suffrage Association y residió como presidenta hasta 1892.
Estas críticas consideran que los cambios institucionales como la introducción del sufragio femenino son insuficientes para emancipar a las mujeres.
[1] Entre las críticas, las posiciones señalan que el feminismo liberal se centra en el individuo, y al hacerlo, desacredita la importancia de la comunidad.
[13] Estos grupos expresan que la idea del feminismo liberal se basa en el privilegio blanco y que, en determinadas ocasiones, el feminismo liberal no reconoce cómo las mujeres de color no tenían voz al expresar su opinión sobre la desigualdad, por lo que el feminismo liberal no incluye el racismo y la discriminación debido a su construcción histórica.