Según esta referencia, mientras la primera ola del feminismo anglosajón se enfocaba principalmente en la superación de los obstáculos legales (de jure) a la igualdad (sufragio femenino, derechos de propiedad, etc.) en la segunda ola del feminismo en Estados Unidos las reivindicaciones se centraban en la desigualdad no-oficial (de facto), la sexualidad, la familia, el trabajo y el derecho al aborto.
[1][2] Autoras como Amelia Valcárcel o Celia Amorós sitúan la primera ola del feminismo en el feminismo ilustrado (desde la Revolución Francesa (1789-1795) hasta mediados del siglo XIX) con Olimpia de Gouges, Mary Wollstonecraft, o Poullain de la Barre que desarrollaron un pensamiento crítico-feminista en los márgenes de la Ilustración.
El feminismo emerge como una vindicación transformando la teoría política señala Valcarcel.
[5] Con esta genealogía del feminismo el Movimiento de Liberación de las Mujeres se incluiría no en la segunda sino en la tercera ola del feminismo, situada en el feminismo contemporáneo que tendría como precedente la publicación en 1963 de La mística de la Feminidad de la estadounidense Betty Friedan y que empieza a articularse en torno al 68 presentando una nueva agenda en relación con los derechos reproductivos.
[8] A través de organizaciones como la National Organization for Women (NOW), WEAL y PCSW, la discriminación en el lugar de trabajo con la base del sexo se vuelve ilegal.