Toalla sanitaria de tela

[4]​ Pueden confeccionarse en el hogar, o adquirirse directamente a artesanas y pequeños comercios.

[9]​[10]​ En países de altos ingresos la comodidad y conciencia ambiental son las motivaciones principales.

En algunos contextos culturales, los tabúes menstruales pueden lograr que las usuarias laven y sequen los productos en lugares oscuros, motivadas por sentimientos de vergüenza o miedo de que las toallas sean visibles.

[14]​ Desde el siglo XVIII al XX las mujeres cosían paños de tela que ajustaban bajo la enagua y lavaban a diario.

[16]​ Los primeros modelos de toallas sanitarias desechables datan desde fines del siglo XIX y se basaron en estos paños menstruales.

[17]​Para sostenerlas, tanto descartables como de tela, desde mediados del siglo XIX y durante la mayor parte del siglo XX se utilizaron complementariamente tiradores que recorrían el cuerpo desde los hombros hasta los genitales.

[22]​ También podían sostener otros materiales absorbentes para recolectar menstruación como algodón, esponjas, viruta de madera, guata, lana y papel.

Presentan canales para la distribución del flujo hechos con costuras, extensiones laterales o «alas» que rodean la ropa interior, botones para ajustar y, en general, un diseño anatómico.

Las capas externas pueden confeccionarse con materiales sintéticos que repelen la humedad, como tejidos de poliéster, combinados a su vez con siliconas para mejorar la distribución.

Existen a su vez modelos fabricados con materiales de degradación sencilla en el compost.

Por su naturaleza reutilizable, se trata de un producto que permite un ahorro a largo plazo.

Por otro lado, su precio por unidad es superior al de las toallas desechables, y este costo inicial puede representar una dificultad para que sean una opción viable para algunas consumidoras.

Cabe la posibilidad de desarrollar irritación dérmica por el uso intensivo, o por su inadecuada higiene y secado.

Utilizar una toalla cuando aún se encuentre húmeda puede provocar rozaduras y llagas.

[1]​[26]​ Por contraste, este segmento valora las toallas de tela, junto a las copas menstruales y en menor medida esponjas naturales, como productos orientados al cuidado de la salud, la ecología y la «celebración del periodo menstrual».

[33]​ Es habitual que se promuevan en espacios de activismo y mediante publicidad boca a boca,[9]​ y se etiquete al producto como «ecológico», «saludable», «natural», capaz de permitirle a una usuaria lograr un «bienestar personal» y contribuir «al bien común» bajo la premisa del cuidado del medio ambiente.

Diferentes talles de toallas de tela. Para usarlas se abrochan los botones de las alas envolviendo la ropa interior.
Cinturón menstrual de 1908, para sostener paños menstruales, toallas de tela o desechables.
Artesana demuestra cómo confeccionar toallas sanitarias de tela en el contexto de una iniciativa para generar empleo en Kumasi , Ghana .
Evento Day for Girls en Kenia . Se distribuyeron toallas de tela a estudiantes, fabricadas por programas de capacitación laboral para mujeres.