Ecofeminismo

En el libro, la autora argumenta que la opresión, la dominación, la explotación y la colonización de la sociedad patriarcal occidental han causado directamente un daño medioambiental irreversible.

En ellas se define una sociedad en la que las mujeres viven sin opresión, lo que implica la construcción de una sociedad ecológica, descentralizada, no jerárquica y no militarizada, con democracia interna y en la que prevalece el uso de tecnologías más respetuosas con el medio ambiente, etc.[cita requerida] Las ideas ecofeministas surgieron en distintos países entre ellos Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón, Australia, Finlandia, Venezuela,[5]​ por la influencia del conocimiento de los problemas ecológicos.

[1]​[8]​ Algunas de las autoras iniciales eran teólogas feministas, entre ellas Rosemary Radford Ruether o Mary Daly.

Al mismo tiempo que frenaba la desertificación tenía un contenido social dando trabajo a mujeres pobres.

[10]​ En 1978 en Nueva York la activista ambientalista Lois Gibbs lideró las protestas tras descubrir que su barrio Love Canal había sido construido sobre un vertedero tóxico.

Muchos niños habían enfermado por esta causa que también producía problemas reproductivos en las mujeres.

[11]​ Si en un principio las tesis ecofeministas eran de corte esencialista con autoras como Mary Daly, en los años 90 se produce un giro constructivista.

[12]​ A finales de los 80 surge una importante obra proveniente del Sur, Staying Alive (1988) de Vandana Shiva que critica el "mal desarrollo" que Occidente impone al resto del mundo.

[13]​ En Australia destacan dos importantes pensadoras: la socióloga Ariel Kay Salleh y la filósofa Val Plumwood.

[16]​ En España la filósofa ecofeminista Alicia Puleo plantea un ecofeminismo crítico no esencialista, que tanto en la ética de la vida cotidiana como en los movimientos sociales permitiría avanzar hacia una convivencia de respeto y justicia hacia la naturaleza.

[17]​ En 2024, su trabajo ha sido clave para articular debates sobre la crisis climática y su impacto desproporcionado en mujeres y colectivos marginados,[18]​ especialmente en el contexto de políticas europeas como el Green New Deal.

[21]​ El legado de Gebara también ha sido actualizado en investigaciones recientes que exploran el papel de la espiritualidad en los movimientos sociales y la acción climática, como se detalla en estudios sobre justicia ambiental publicados en revistas como Ecumenical Review y Worldviews on Ecology, Religion, and Culture.

[22]​ El ecofeminismo: La ecología política feminista (EPF) se ha convertido en un campo expansivo y abierto que abarca diversas teorizaciones acerca de las relaciones sociales de poder asociadas con la naturaleza, la cultura y la economía.

Dentro del ecofeminismo, una activista se define como aquella persona que en el ámbito práctico articula y lleva a cabo acciones concretas que vinculan la lucha por la equidad de género con la defensa del medio ambiente.

[26]​El activismo se considera como un elemento fundamental en la transformación social que recupere valores femeninos, para lo cual se considera necesario evidenciar el riesgo y la amenaza implícitos en los modelos de "desarrollo" vigentes.

[27]​En esta sección, se considerarán activistas ecofeministas aquellas mujeres que se ubican en el espectro práctico del ecofeminismo, es decir, aquellas que llevan sus ideas a la acción a través de actividades tangibles.

• Líder en la resistencia contra el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, que amenazaba las tierras y los ríos del pueblo Lenca.

Liderazgos comunitarios impulsan iniciativas que fortalecen a mujeres en áreas rurales y urbanas, promoviendo soluciones sostenibles como la reforestación, la agroecología o el acceso al agua potable.

• Su activismo ecofeminista destacó al relacionar la degradación ambiental con la exclusión social de las mujeres.

[31]​ • Su activismo está centrado en vincular las demandas por justicia ambiental con los derechos de las mujeres indígenas.

Aquellas que asumen riesgos personales al participar en acciones directas para detener proyectos de desarrollo dañinos, como represas o la deforestación masiva, desempeñan un rol importante en la lucha ecofeminista.

• Su activismo simboliza el vínculo entre las luchas personales y colectivas por la conservación de los ecosistemas.

Resiliencia ecológica y social: Implementación de estrategias que no solo protejan el entorno natural, sino que promuevan el bienestar social, económico y cultural de las comunidades.

Estos territorios son sistemáticamente el objetivo del extractivismo y de la colonización.

Las mujeres de estas comunidades son impactadas en sus cuerpos, pero también utilizan estos para resistir y luchar.

Esta perspectiva, destaca la interrelación entre la salud de la tierra y la dignidad humana, reflejando una resistencia colectiva frente al extractivismo neoliberal, que perpetúa desigualdades de género y desequilibrios ecológicos.

Estas luchas combinan la defensa del medio ambiente con la reivindicación de derechos humanos y territoriales.

Asimismo, las comunidades quilombolas, descendientes de africanos esclavizados, también enfrentan desplazamientos forzados debido al agronegocio.

Este programa fue realizado por mujeres, quienes recibían una paga por plantar árboles y así poder mantener a sus hijos.

En 1986, el Movimiento instauró una red panafricana (Pan African Green Belt Network).

Alicia H. Puleo
Berta Cáceres recibiendo el Premio Medioambiental Goldman en 2015
Retrato Ana Mendieta
J.Butterfly(2009)