[9] Compromete también la salud mental al generar sentimientos de humillación, vergüenza, afectar el autoestima e incrementar la ansiedad.
[17] Algunas mujeres que no pueden costear estos productos suelen utilizar otros que adaptan para su uso, por ejemplo telas, bolsas plásticas, calcetines, ropa cortada, pañales de bebés o papel de baño.
Alrededor del mundo, son pocos los países que cuentan con instituciones gubernamentales a la que estas mujeres se puedan acercar para obtener toallas sanitarias o puedan tener un lugar donde asearse.
Este impuesto se dirige únicamente a las mujeres por productos que son literalmente biológicamente incapaces de evitar.
Aunque en teoría todos tienen que pagar el impuesto sobre los productos de higiene menstrual, solo las mujeres (y personas con capacidad de menstruar), menstrúan, por lo tanto, son las únicas personas que deben comprarlos.
La existencia de información y análisis sobre estas poblaciones permite generar políticas con perspectiva interseccional.
Las mujeres presas y sus familiares son quienes deben conseguir suministros menstruales ya que el presupuesto en muchas prisiones no contempla a estos productos.
Por un lado, a lo largo del tiempo se ha construido un discurso desagradable del proceso biológico, natural e inevitable para las mujeres y personas menstruantes, evitando ponerlo sobre la mesa y permitir que las vivencias vengan de la experiencia tanto propia como de amigas o familiares cercanas.
En este sentido se ha documentado que los cuestionamientos comenzaron a presentarse en Estados Unidos durante esta Tercera Ola.
En este mismo periodo emergieron grupos de activismo menstrual que comenzaban a establecer agendas que se centraban en la búsqueda de alternativas ecológicas, naturales y seguras para preservar, principalmente, la salud y la sana alimentación.
Esta nueva agenda tuvo auge a la par de otros movimientos como el ambientalista.
[30] Durante estos años, los movimientos feministas tuvieron gran valor para la desprivatización de los temas relacionados con la menstruación y sobre todo que se reconociera como un proceso natural a pesar de las críticas y estigmas que aún existían sobre el tema.
En el caso de México, esta agenda se empezó a discutir activamente hasta el 2020 con una serie de iniciativas propuestas, principalmente, por la organización Menstruación Digna México y por personas involucradas en distintos partidos políticos.
A un año del primer intento por impulsar esta iniciativa, el Congreso de la Unión emitió su aprobación a la Ley del Impuesto al Valor Agregado (IVA), el primero de enero del 2022 entró en vigor la medida que establece Tasa Cero de IVA a toallas sanitarias, tampones y copas menstruales en todo el país.