Feminización de la pobreza

La primera mención del término se atribuye a la investigadora Diana Pearce en su trabajo "The feminization of poverty: Women, work, and welfare"[5]​ referido al aumento de los hogares encabezados por mujeres en EE.

Desde entonces estos indicadores se vienen cuestionando en el debate sobre la “feminización de la pobreza”.

Concretamente, se ha discutido que la jefatura del hogar sea un buen indicador de pobreza.

[4]​ A pesar de las investigaciones que se llevaron a cabo, el impacto del concepto feminización fue bastante más limitado en la práctica, porque no fue seguido de suficientes estudios empíricos y porque se centró en dos indicadores: “las mujeres jefas del hogar" y la "maternidad precoz".

Los hombres tienden a reservar una parte significativa de sus ingresos para el consumo personal.

Además, si sus ingresos disminuyen, tienden a mantener su consumo personal(Falta fuentes).

[7]​ Mujeres y varones mantenemos posiciones diferenciadas en la estructura social, algo que se ve en las cuentas nacionales de Argentina.

No es casual que la relación se invierta para el grupo de mayores ingresos, donde más del 70% son varones.

En nuestro país las mujeres realizan casi el 75% del trabajo doméstico no pago, que demanda una media de 6,4 horas al día.

Esto deja a las mujeres con menos horas disponibles para destinar al mercado de trabajo remunerado y repercute en sus oportunidades reales.

Además, aunque la licencia sea pagada por ANSES, para el empleador se vuelve un diferencial, ya que supone que una mujer en edad fértil quedará embarazada y no podrá contar con ella por al menos 3 meses.

Estas desigualdades muestran sus implicancias en el mercado laboral, donde las mujeres se encuentran en una posición de mayor vulnerabilidad.

A las mujeres les cuesta más conseguir trabajo, y el que consiguen suele ser de peor calidad.

Suele quedar afuera del aparato conceptual de la economía porque ‘no tiene precio'.

Asimismo, el informe señala que existen desigualdades salariales entre diversas ciudades del país, como Arequipa, Cerro de Pasco, Cajamarca, Huaraz y Moquegua, donde las mujeres ganan en promedio 900 soles menos que los hombres.

[12]​ La brecha salarial desfavorable para las mujeres en comparación con los hombres es evidente, ya que existe una diferencia promedio del 12,1%.

A nivel nacional, las mujeres ocupan el último lugar en la situación general del país en comparación con otros países de América Latina, aunque se encuentran en el sexto lugar en educación y salud.

Anciana pobre en Lima , Perú .