[3] Las aparadoras del calzado trabajan en las fábricas y talleres de las empresas de calzado o, subcontratadas, en sus domicilios particulares.
El trabajo de aparadora se considera uno de las ocupaciones feminizadas peor pagadas y que sufren la brecha de género -menor salario y peores condiciones de trabajo que los hombres y en muchas ocasiones sin contrato legal-.
Generalmente las tareas de cosido han estado asignadas a mujeres por su mayor habilidad con las máquinas y con las manos y por la rentabilidad del bajo coste de la mano de obra femenina.
[6][7] En muchos países las labores de cosido se subcontratan a mujeres que desarrollan el trabajo en sus domicilios, para ellos deben disponer de las máquinas adecuadas para el trabajo y el cosido de los materiales de piel, telas y cuero naturales o sintéticos utilizados en la elaboración del calzado.
[8] Muchas de las mujeres que han realizado y realizan el trabajo de aparadora no están contratadas legalmente, cobran salarios míseros y no tienen ninguna cobertura sanitaria, de seguridad y salud laboral, ni por tanto cotizan para la pensión de jubilación, el seguro de desempleo o la baja laboral por enfermedad o accidente de trabajo.