Taller de explotación laboral

Queda representado en el siglo xxi por el modelo conocido como sweatshop frecuente y abundante en países en vías de desarrollo o del tercer mundo, y especialmente en Asia, donde el trabajador recibe sueldos muy bajos (el equivalente a 3 euros al día, o unos pocos céntimos la hora), manufacturando ropa, juguetes, calzado y otros bienes de consumo.[cita requerida] También existen talleres de explotación laboral en los países desarrollados, montados por compañías o particulares que emplean trabajadores sin permiso legal para trabajar (por lo general inmigrantes ilegales), pagándoles un sueldo inferior a lo legalmente reglamentado, y sin declarar su presencia ante las autoridades locales de trabajo ni cubriendo las cuotas de la seguridad social.Esta práctica genera la llamada economía subterránea, que entre otras ventajas permite al contratante el lavado de dinero, y que en algunos países desarrollados llega a alcanzar un porcentaje elevado en comparación a la economía formal.Continuando el modelo de la revolución industrial, tanto en los Estados Unidos como en Europa, en el xix y principios del xx, se crearon talleres que ofrecían trabajo a los inmigrantes o ‘trabajadores de baja cualificación’.Algunos sindicatos, como el AFL-CIO, han ayudado al movimiento contra estos talleres, tanto por un interés filántropico en el bienestar de los trabajadores más desfavorecidos como por propio beneficio.
Trabajadores en un taller clandestino en Nueva York, fotografía de alrededor de 1889.