[13] Desde ciertas ramas del feminismo se reclama la instauración del salario doméstico o salario para el trabajo doméstico destinado a quienes desempeñan en los hogares el trabajo reproductivo, situación distinta a las trabajadoras domésticas o empleadas de hogar contratadas y ajenas al hogar o núcleo familiar y que también sufren discriminación laboral ya que sus remuneraciones tienden a estar entre las más bajas del mercado laboral, y su contratación, en muchos casos, es ilegal al no cotizar a la seguridad social ni firmar contrato.
[19][20] No obstante, el trabajo reproductivo relativo a los cuidados, alimentación, educación, etc. sigue realizándose fundamentalmente por la mujer.
El trabajo reproductivo adquiere su significado en las sociedades urbanas e industriales del mundo occidental.
Mujeres, cuerpo y acumulación originaria -Caliban and the Witch: Women, the Body and Primitive Accumulation- la teoría de la acumulación primitiva de Karl Marx es parcial ya que para Marx la acumulación primitiva es una mera precursora del capitalismo y para Federici la acumulación primitiva es una de las características fundamentales y básicas del capitalismo ya que el capitalismo siempre requiere un caudal de capital expropiado.
[25][26] Para Federici, en América Latina, la expropiación de la tierra por gobiernos y empresas para la plantación de grandes monocultivos obliga a la migración a la ciudad donde solamente se puede trabajar en las maquilas.
En general son mujeres jóvenes trabajadoras cuyos padres perdieron la tierra o se endeudaron con la compra de semillas.
[28] Marilyn Waring, retomando aportes de la Economía Feminista, la Economía Ecológica y la Economía Política Marxista, el Ecofeminismo materialista o el Economía Política Feminista, señala la análoga condición de explotación, daño y marginalización que afrontan las mujeres y la naturaleza en el sistema patriarcal y de producción capitalista, señalando que son quienes desarrollan y proveen el trabajo necesario para la reproducción social, sin que este trabajo sea valorado ni social ni económicamente.
Desde esta perspectiva tanto las mujeres como el ambiente natural sostienen la producción capitalista, a través del trabajo reproductivo que desarrollan, y que al no valorarse ni cuantificarse, es externalizado.
El trabajo reproductivo o el trabajo de los cuidados ha sido históricamente sobrecargado en la mujer, pero también en las clases sociales más vulnerables -trabajadores, personas migrantes y personas de color-.
Así, en México, los estudios sobre trabajo doméstico y de cuidados tienen un desarrollo considerable.
Se entiende, por tanto, que estas acciones están enfocadas en los dependientes -niños, enfermos o ancianos, así como animales e incluso cosas - a los que se les debe proveer del cuidado necesario para hacer posible la vida y el bienestar de las personas.
Joan Tronto aporta al entendimiento del cuidado distinguiendo cuatro fases del proceso de cuidado: preocuparse por: implica la percepción de una necesidad y el reconocimiento, tanto personal como social, de la necesidad de cuidados;cuidar de: considerar asumir alguna responsabilidad en relación a la necesidad identificada y encontrar una opción para responder a ella;brindar cuidados: implica un compromiso y una tarea concreta para satisfacer las necesidades de atención, y generalmente requiere de una relación directa entre la persona que brinda los cuidados y quien los recibe;recibir atención: representa el último movimiento en el que el receptor puede responder demostrando que la atención es sin duda benéfica para él o ella, o por el contrario, demostrar que el cuidado que se le ofrece le resulta ineficaz o inadecuado.
[33][32] La investigadora María Ángeles Durán habla de cuidatoriado como una nueva clase social para referirse al empleo no remunerado del trabajo reproductivo o trabajo de cuidados.
El ejemplo más evidente de explotación reproductiva es la gestación subrogada o vientre de alquiler,[40] también lo es, en un sentido más amplio, el trabajo infantil, juvenil y también adulto como trabajadores domésticos no retribuidos ni asegurados que realizan tareas reproductivas en condiciones de esclavitud o semiesclavitud.
En general, también es explotación reproductiva, el trabajo de cuidados de niños, enfermos, discapacitados y ancianos realizado por familiares y no reconocido o realizado por trabajadores externos en péximas condiciones laborales.
[42] Según la socióloga Maud Simonet se estaría extendiendo las características del trabajo reproductivo -no asalariado ni reconocido- al mundo del trabajo tradicionalmente reconocido y asalariado de los servicios públicos mediante la generalización del trabajo gratuito desarrollado por el voluntariado, el asociacionismo, la asistencia social, las prácticas de estudios no remuneradas, los becarios y otras actividades de parados, jóvenes y jubilados que ocupan y desarrollan gratuitamente trabajos que antes eran remunerados.