El lapso es habitualmente un año y se puede leer como el número de nacimientos de una población por cada mil habitantes en un año.
Para ese efecto se recomienda usar tasas refinadas, como la tasa global de fecundidad o la estructura de fecundidad por edad.
En conclusión, la tasa de natalidad corresponde al número de nacidos vivos por cada 1000 habitantes en un lugar específico.
[1] Por tanto, existe «una fuerte correlación negativa entre natalidad y la participación femenina en el trabajo».
[2] La eficiencia reproductiva (población suficiente con el menor número de nacimientos posible) es el resultado de una baja natalidad y una alta supervivencia que garantiza el mantenimiento de la población, así como una relación óptima intergeneracional.