Los trastornos en la fertilización humana (infertilidad) afectan a 15-20 % de las parejas en edad reproductiva.
La reproducción sexual humana se basa en la unión de sus dos células reproductoras especializadas (gametos) denominadas óvulo y espermatozoide.
La reproducción humana no es equivalente a la reproducción animal, aunque en lo biológico es semejante a la de los animales superiores, es diferente en: el aspecto psíquico y en el aspecto de la conducta sexual.
El espermatozoide la célula sexual masculina al término de su maduración estará esencialmente constituido por una cabeza, una zona intermedia, y un flagelo.
La cabeza está constituida por un núcleo que transporta la carga genética necesaria para la fecundación (23 cromosomas individuales, n= 23).
[4] Si los testículos permanecen demasiado cerca del cuerpo, es probable que el incremento en la temperatura afecte negativamente la formación de espermatozoides, dificultando la fecundación.
El cigoto se implanta en el revestimiento del útero, donde comienza el proceso de embriogénesis y morfogénesis.
La reproducción humana se da de forma natural con la fecundación interna mediante el coito vaginal.
Este proceso también se conoce como "copulación", "apareamiento", "tener relaciones sexuales" o, de manera eufemística, "hacer el amor".
[12] Como alternativa al coito vaginal, existe la inseminación artificial, en la cual se introducen espermatozoides en el sistema reproductor femenino mediante instrumental especializado.
Durante este tiempo, el feto recibe toda su nutrición y sangre oxigenada de la mujer, a través de la placenta, que está conectada al feto a través del cordón umbilical.
El recién nacido, que en los seres humanos se denomina bebé, normalmente debe comenzar a respirar por sí solo justo después del nacimiento.