[1][2] Por lo general es una partera o curandera quien realiza la infibulación cuando las niñas tienen entre 2 y 7 años de edad.
La hemostasia se realiza aplicando una mezcla, casi siempre de azúcar y goma arábiga.
A continuación se adosan ambas piernas amarrándolas hasta la altura de las rodillas.
[6] Cabe destacar que los procedimientos anteriormente descritos, varían dependiendo del país, etnia, religión y de quien lo realiza.
[9] También concluyó que las leyes y códigos nacionales no son suficientes para acabar con esta práctica.