Tras una exposición del objeto esterilizado al aire o a sus alrededores, este se habrá contaminado de nuevo con microorganismos.
Cuando una población bacteriana es tratada con químicos o con calor, usualmente éstas mueren a una tasa constante.
Los ácidos nucleicos ADN y ARN son los que llevan la información genética de la célula.
La célula no se puede replicar y tampoco puede tener sus funciones metabólicas normales como la síntesis de enzimas.
Las altas temperaturas a las que funcionan los autoclaves eliminan todo tipo de microbios y bacterias, incluyendo las esporas.
La resistencia al calor varía entre los diferentes microorganismos; esta diferencia puede ser expresada como el punto térmico de muerte (PTM) el cual se define como la temperatura más baja a la cual todos los microorganismos en una suspensión líquida serán eliminados en 10 minutos.
Ambos PTM y TMT son guías útiles que indican la severidad del tratamiento requerido para matar a una población de bacterias dada.
El tiempo de reducción decimal (TRD, o valor D) es el tercer concepto relacionado con la resistencia bacteriana al calor.
Los métodos térmicos suelen englobar todos los procedimientos que tienen entre sus fines la destrucción de los microorganismos por el calor.
Los métodos son tanto la pasteurización como la esterilización, cuya finalidad principal es la destrucción microbiana, como al escaldado y a la cocción, procesos en los que también se consigue una cierta reducción de la flora microbiana, pero que sus objetivos principales son la variación de las propiedades físicas.