[2] En el porfiriato la política se aplicó de tal manera que todo quedaba subordinado al presidente.Al acercarse la reelección de este, Porfirio Díaz decidió rebelarse militarmente en su contra.En 1897 fue inaugurada la Escuela Naval Militar en la que se preparaban oficiales para la marina de guerra.Al final del Porfiriato se intensificó el tráfico marítimo en el Golfo de México, toda vez que llegaban periódicamente buques de diez compañías navieras, entre europeas, estadounidenses y mexicanas.Por lo que toca al Pacífico, solo una línea británica y dos mexicanas daban servicio.Esta Secretaría (llamada por muchos autores Ministerio) de Comunicaciones y Obras Públicas conservó su estructura institucional durante el período revolucionario.Entre este grupo se contaban Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Luis G. Urbina, Juan de Dios Peza y Justo Sierra.Fue también diplomático, y en estos cargos desempeñó la labor de promover culturalmente al país en las potencias extranjeras.Esta teoría fue fundada por el poeta nicaragüense Rubén Darío y proponía una reacción contra lo establecido por las costumbres literarias, y declaraba la libertad del artista sobre la base de ciertas reglas, inclinándose así hacia el sentimentalismo.La corriente modernista cambió ciertas reglas en el verso y la narrativa, haciendo uso de metáforas.El gobierno de Díaz necesitaba lograr la unión nacional, debido a que aún existían grupos conservadores en la sociedad mexicana.Por ello, el Ministerio de Instrucción Pública, dirigido por Justo Sierra usó la historia patria como un medio para lograr la unidad nacional.Los factores sociales y económicos de la época, la nueva costumbre de vender el teatro llevó a la masificación y comercialización del mismo, lo cual provocó la convergencia de dos tradiciones teatrales, el género chico español y el teatro popular mexicano, que constituyen los verdaderos orígenes del género chico mexicano.El espacio dominante perteneciente al "teatro culto", destinado a las clases medias y altas de la sociedad.Sin embargo, en las zonas rurales la falta de desarrollo social provocó un rezago educativo.Años después se intentó restaurar la institución, pero las guerras civiles y las confrontaciones políticas lo impidieron.A principios del siglo XXI, organizaciones sociales e indígenas en México reivindican la tradición de lucha magonista.[18] La política porfirista se caracteriza por dos grandes etapas: La primera etapa del porfiriato empieza en 1877 y termina en el inicio de tercer periodo presidencial de Porfirio Díaz (1888) o cuando se eliminó toda restricción legal a la reelección indefinida (1890).[2] A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional.Mariscal, quien se desempeñó por casi treinta años como Secretario de Relaciones de 1880 a 1910, su experiencia como ministro en Washington y Londres le permitió gestar una política exterior que mirara lo mismo allende al Bravo que allende al Atlántico.Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y –mediante conexiones– se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.A pesar de la abierta simpatía que Díaz siempre mostró por el capital europeo, la relación con Estados Unidos era estrecha.El gobierno mexicano desarrolló una intensa actividad diplomática basada, desde luego en la estrecha cooperación con Estados Unidos.Como equilibrio político y económico resultaba imprescindible para México, el gobierno porfirista amplió sus horizontes hasta Europa.La política exterior de aquellos años, conducida por Porfirio Díaz y por sus Ministros de Relaciones Exteriores, Ignacio Luis Vallarta e Ignacio Mariscal fue radicalmente opuesta a la que se siguió en la primera mitad del siglo.Con las fronteras abiertas a las inversiones extranjeras y la estabilidad política garantizada por don Porfirio Díaz, el gobierno estadounidense respiró tranquilo en Washington durante más de tres décadas.Francisco Bulnes escribió: “Existía una convicción universal de que mientras el general Díaz disfrutase del apoyo ultraamistoso que le había concedido Estados Unidos, nada debía temer a las revoluciones.La diplomacia mexicana debió dedicarse a mantener intactas tan valiosas simpatías, básicas para nuestra orden social”.Durante los gobiernos de Porfirio Díaz se registraron dos hechos importantes para la administración pública.Además una represión a la prensa libre, que era silenciada ya fuese por medio de sobornos o bien por torturas y desapariciones.
Díaz con uniforme de gala.
Pulquería en Tacubaya.
El valle de México
, pintado en 1885 por Velasco. El
paisajismo
mexicano tuvo gran auge durante la época en que Porfirio Díaz gobernó al país. En general, la cultura mexicana se vio afectada por los cambios económicos y políticos, y se desarrolló un arte en dos etapas. La primera, que comprende de 1876 a 1888 representó el auge del
nacionalismo
. La segunda y última fase del arte porfiriano empezó en 1888 y finalizó con el gobierno de Díaz, en 1911 y se caracterizó por una preferencia cultural hacia
Francia
y su cultura.