Paso del Noroeste

[4]​[5]​ La ruta continúa cruzando la bahía Baffin y llega finalmente al estrecho de Davis, ya en el océano Atlántico.

[9]​[10]​ Es una cuestión muy controvertida, ya que en ese territorio se han encontrado en las últimas décadas importantes reservas de petróleo, gas, diamantes y plomo.

En la primera mitad del siglo XIX, algunos de los tramos por los que discurre el paso del Noroeste (al norte del estrecho de Bering) fueron estudiados en profundidad tanto por mar —expediciones de John Ross, William Edward Parry y James Clark Ross— como por tierra —expediciones lideradas por John Franklin, George Back, Peter Warren Dease, Thomas Simpson y John Rae—.

En 1825 Frederick William Beechey exploró la costa norte de Alaska, descubriendo punta Barrow.

En 1493, para calmar las disputas comerciales, el Papa Alejandro VI abordó el reparto de las tierras del Nuevo Mundo entre las dos potencias que optaban a su descubrimiento, colonización y dominio: Castilla y Portugal.

Francia, Holanda e Inglaterra se quedaron sin una ruta marítima a Asia, ya fuera bordeando África o Sudamérica.

Las rutas marítimas más propicias entre Europa y China debían bordear por el sur América o África, pero ambas estaban controladas durante el siglo XVI por las armadas de España y Portugal.

Desde finales del siglo XV, las potencias coloniales europeas comenzaron a enviar expediciones a reconocer la región norte de Norteamérica, en un intento de descubrir una nueva ruta marítima comercial que les llevase al oeste bordeando América por el norte y permitiese establecer una nueva ruta comercial con las naciones asiáticas.

Marinos como John Cabot, Martin Frobisher o Willem Barents exploraron las gélidas e inhóspitas aguas del norte, pero todos ellos acabaron derrotados por el frío extremo y los vientos contrarios.

El marino español Lorenzo Ferrer de Maldonado afirmó haber cruzado el estrecho en 1588,[12]​ pero nunca hubo confirmación oficial por parte de algún cargo eclesiástico o enviado del rey; posteriormente su relato fue refutado como enteramente falso, dado lo inconsistente de sus afirmaciones, citando latitudes y distancias imposibles.

Los principales ríos de la costa oriental también fueron explorados por si podrían conducir a un paso transcontinental.

En 1609 Henry Hudson navegó por el que ahora se llama río Hudson en busca del paso; alentado por el sabor salado del agua, llegó hasta Albany, Nueva York antes de renunciar.

El capitán James Cook hizo uso del diario durante sus exploraciones de la región.

Para estudiar a fondo este nuevo mar interior, fue enviada en 1792 una expedición dirigida por Dionisio Alcalá Galiano, con la orden expresa de realizar la exploración de todos los canales que pudieran convertirse en el Paso del Noroeste.

Antes de llegar a los 65° N encontraron la costa que le empujaba hacia el sur, pero Gore convenció a Cook para que navegasen por el Cook Inlet en la esperanza de encontrar la ruta.

A pesar de llegar hasta los 70° N no encontraron nada salvo icebergs y Cook no logró ningún progreso en el descubrimiento del paso del Noroeste.

[15]​ Esta conclusión fue apoyada por la evidencia de Alexander MacKenzie que exploró los océanos Ártico y Pacífico en 1793.

Cuando los barcos no regresaron, partieron en su búsqueda y socorro varias expediciones que contribuyeron a explorar el ártico canadiense, propiciando como resultado un aumento de la cartografía sobre el hipotético paso.

En 1906 finalmente el noruego Roald Amundsen —un joven marino cautivado por los relatos del desdichado destino sufrido por los miembros de la expedición de Franklin— logró alcanzar el objetivo y tras un viaje de tres años llegó a la costa pacífica de Alaska, a bordo del pequeño velero Gjøa (cabe indicar que Amundsen también lograría llegar por primera vez al polo sur geográfico en el año 1911).

Desde esa fecha, muchas expediciones en todo tipo de barcos, condiciones y trayectos han hecho el viaje.

Al final del viaje caminó hasta la ciudad de Eagle (Alaska) y envió un telegrama anunciando su éxito.

El buque siguió una ruta más inexplorada en la parte norte que conllevaba mejoras significativas.

El viaje del Atlántico al Pacífico se completó en un tiempo muy rápido de 24 días.

El Northabout permaneció en Canadá durante dos años, antes de regresar a Irlanda en 2005 a través del paso del Nordeste completando así la primera circunnavegación este-oeste de los polos por un solo velero.

El gobierno de Canadá emitió una declaración en 1986 reafirmando los derechos canadienses a esas aguas.

Sin embargo, los Estados Unidos se negaron a reconocer esa reivindicación canadiense.

requerirán el permiso del gobierno canadiense para pasar a su través.

[34]​ A finales de 2005, se denunció que submarinos nucleares estadounidenses habían viajado sin previo aviso a través de las aguas del Ártico canadiense, provocando indignación en Canadá.

Por ello la industria comercial canadiense del transporte marítimo no tiene previsto realizar esa ruta como una alternativa viable a la del Canal de Panamá, al menos en los próximos 10 a 20 años.

La ESA sugiere que sería navegable «por la reducida cubierta de hielo de varios años» ("during reduced ice cover by multi-year ice pack") (nominalmente, los hielos marinos sobreviven uno o varios veranos), donde previamente cualquier travesía de la ruta tendría que ser llevada a cabo en condiciones climáticas estacionales favorables o por buques especializados o expediciones.

Paso del Noroeste (ruta principal y variantes).
Estrecho de Anián. Esquina superior izquierda. (Hugo Allard, 1685).
La supuesta ruta del estrecho de Anián del paso al Noroeste.
Das Eismeer ( El Mar de Hielo , 1823-24), una pintura de Caspar David Friedrich , inspirada en la narración de William Edward Parry de la expedición de 1819-20.
The North-West Passage (1874), cuadro de John Everett Millais representando la frustración británica por el fracaso en conquistar el paso.
Mapa de la ruta seguida por el barco estadounidense SS Manhattan en 1969.
El encogimiento del Ártico a partir de 2007 en comparación con años anteriores.