Golfo de San Lorenzo

Este golfo drena una gran cuenca hidrográfica que comprende los Grandes Lagos norteamericanos.

Recién descubierta América, en los siglos XVI y XVII, la búsqueda de una manera de cruzar el nuevo continente para llegar a Asia motivó a la búsqueda de una comunicación del mar del Norte (Atlántico) con el mar del Sur (Pacífico) que supuestamente partiría desde el golfo de San Lorenzo hasta California.

Tiene poca profundidad (inferior a los 200 metros) y escasa salinidad, con valores en torno al 30%, debido a los aportes incesantes del río San Lorenzo.

El golfo comprende varias islas extensas, entre las que se encuentran la isla de Anticosti, la isla del Príncipe Eduardo y las islas de la Magdalena.

El Canal Laurentino tiene unos 290 m (951,4 pies) de profundidad y unos 1250 km (776,7 mi) de longitud desde la Plataforma Continental hasta la desembocadura del río San Lorenzo.

Los principales grupos incluían a los Iroqueses del San Lorenzo, los Algonquinos y los Mi'kmaq.

Vivían en aldeas semipermanentes, a menudo fortificadas, y practicaban una forma de vida comunal.

Eran principalmente cazadores-recolectores, dependiendo de la pesca, la caza y la recolección.

Tenían una rica tradición oral y participaban en el comercio con tribus vecinas.

Los Mi'kmaq eran seminomadas, utilizando una mezcla de caza, pesca y recolección.

Construían canoas para el transporte y eran hábiles en la navegación por las aguas del golfo.

Tenían una estructura social basada en clanes y practicaban la migración estacional, moviéndose entre áreas costeras e interiores.

[6]​ Todos estos grupos participaban en extensas redes comerciales, intercambiando bienes como pieles, pescado y objetos artesanales.

La llegada de los colonizadores europeos en los siglos XVI y XVII alteró drásticamente las vidas de estos grupos indígenas a través del comercio, el conflicto y las enfermedades.

Los pescadores europeos (vascos, bretones, normandos...) habían precedido a este último, porque frecuentaban las costas del golfo (y sus ocupantes) cada verano, desde hacía un siglo.

Esto, no solamente sobre los bancos de Terranova (la plataforma continental de esta gran isla a la salida del golfo), sino por todas partes donde abundaba especialmente el bacalao.

Puesto que pasaban mucho tiempo secando sus capturas al sol y al viento, sobre vigneaux (enrejados horizontales sobrealzados) instalados sobre la arena, los pescadores veían inevitablemente a los indígenas aproximarse, con los que intercambiaban productos metálicos europeos (cuchillos, anzuelos, calderos...) o bacalaos... por productos locales (maíz, carnes de caza, salmones, pequeños frutos, pieles...).

En invierno, el río San Lorenzo es una inmensa fábrica de hielo.

Los vientos y corrientes dominantes empujan este hielo hacia el estuario, llega al este de Les Méchins a finales de diciembre.