Geológicamente, el estrecho se caracteriza también por tener una profundidad, entre 1000 y 2000 m, mucho menor que el mar de Labrador (al sur), y que la bahía de Baffin (al norte).
El primer europeo que realmente navegó y reconoció el estrecho fue John Davis en 1583.
En 1586 partió al frente de cuatro barcos, pero solo el Mooneshine logró llegar por las difíciles condiciones atmosféricas del viaje.
[4][5][6][7] El estrecho de Davis, ubicado entre Groenlandia e Isla Baffin en Canadá, tiene una importancia significativa en términos geográficos, ambientales, económicos y geopolíticos.
Su importancia se extiende más allá de sus límites geográficos, influenciando patrones climáticos globales, sosteniendo ecosistemas marinos, apoyando actividades económicas y moldeando relaciones internacionales.
Asimismo, es parte de un frágil ecosistema ártico, apoyando la biodiversidad y proporcionando hábitats esenciales para diversas especies marinas.
A medida que el hielo ártico disminuye, la región se vuelve más accesible para la navegación, la extracción de recursos y la presencia militar.
busca afirmar su influencia en una región donde otras naciones, como Rusia y China, también están ampliando sus intereses.
El estrecho es vital para monitorear la actividad marítima y garantizar rutas de navegación seguras.
[14] En cuanto a intereses económicos se cree que el Estrecho de Davis tiene recursos significativos aún no explotados, incluidos petróleo, gas y minerales.
UU. está interesado en explorar estos recursos mientras equilibra las preocupaciones ambientales y los derechos de las poblaciones indígenas.
Además las aguas del Estrecho de Davis son ricas en vida marina, lo que las hace cruciales para la pesca.
La gestión sostenible de estos recursos es importante para apoyar las economías locales y preservar la biodiversidad.