Llanero

El llanero es conocido por ser un hábil jinete que se encarga de todas las tareas relacionadas con la ganadería y sus derivados.

Los autóctonos de la región, es decir, los Achaguas, los Yaguales, los Arichunas y Caquetíos (familia arahuaca) se encontraban ya casi destruidos por una guerra que duró ochenta años antes de la conquista, por lo que la evangelización y su eventual mestizaje fue dado sin mucho problema.

Entre 1916 - 1917 Bolívar Coronado señala que[1]​ En sus inicios, estos jinetes vivían de una forma semi-nómada, siendo contratados por diferentes hatos para realizar sus encomiendas; en estas travesías siempre había un cocinero, un médico, y un físico aparte del equipo de cabresteros y baquianos.

Según Ramón Páez, el llanero contaba con varias características físicas que se asemejaba con la árabe.

La inmensidad del llano y la mala administración política hizo a esta región valer el antiguo refrán francés "Chacun pour soi et Dieu pour tous", sin embargo, o quizás a causa de esto, el llanero desarrolló su propio código de caballería e idiosincrasia que lo separan del resto.

El altivo del llanero es tal, que podemos ver varios poemas y dichos como estos sobre la palma, los cielos; sobre mi caballo, yo, Argenis Méndez Echenique, en su libro "Apure, en cuerpo y Alma", nos dice algunos aspectos sobre la cosmovisión de este pueblo • Concepto muy especial de Dios.

En algunas regiones la guerra fue constante por cinco, diez o hasta quince años y la única autoridad a la que se podía recurrir por protección durante y después del conflicto era el caudillo cuyo dominio se veía así legitimado; por eso tras la independencia quedaba listo un escenario de guerras entre jefes rivales.

Páez era un hombre del pueblo, de origen humilde y canario pero sobre todo llanero; criado como uno hasta volverse un excelente lancero, cabrestero, baquiano y líder, se hizo una imagen en el llano hasta volverse caporal.

El cabo e’soga tiene varias medidas de aproximadamente treinta brazas, veintiocho y así sucesivamente.

Estos primores consisten en arabescos imitando palmeras, flores o retratos de seres queridos.

Estribos: los estribos tallados ordinariamente en un bloque de madera, ofrecen la particularidad de ser tan largos y macizos como en ninguna otra parte del mundo, y aunque llamados africanos, en nada se parecen a los árabes.

El llanero, al habitar en unas pampas inundables, no solo es un excelente vaquero, sino además un hábil pescador.

Generalmente se teje con nailon, empleando una aguja grande que permitirá hacer la primera cadeneta hasta continuar el trenzado final.

La empuñadura está coronada en forma de copa invertida, sirviendo como buena protección para la mano del portador.

Todas estas armas hacían al llanero un hombre completo, sin estas, se sentía como ser miserable e incompleto, y muchos preferían no tener casa o domicilio a no tener su fiel espada, machete, cuchillo, trabuco o lanza.

A pesar de estar en la inmensa llanura, el llanero casi nunca está solo; la vaquería es una actividad que requiere la participación de varias manos para poder domar, tratar, o llevar al hatajo o ganado, lo que lo vuelve alguien muy sociable y alegre.

Estos cabresteros y baquianos guían miles o cientos de reses por las inmensas llanuras debido a que el ferrocarril todavía no había sido introducidos en esa región (siguen sin tener ferrocarril), siendo cada res marcada según el hato de pertenencia.

Siempre teniendo cuidado de los mortales caribes y caimanes que habitan estas aguas.Gracias a las estampidas por lo general no solían acercarse a estos traspasos, pero de vez en cuando se veía a un caimán bloquear el camino, por lo que uno de los llaneros, armado con un cuchillo y su falseta, se hundía bajo el agua para atrapar el caimán y sacarlo del camino.

Si no había troncos cerca, estos usaban la cobija y la hamaca para una especie de cama improvisada.

Aquí algunos: Lancero, Banderita, Guapetón, Corozo, Esmeralda, Cacique, Pluma de Garza, Bayoneta, Lucero, Torito, Bellaco, Caney, entre otros.

Pelajes: alazán, amarillo, bayo, castaño, negro, palomino, pinto, rosillo, ruano, tordillo, zaino.

Temperamento: tranquilo en descanso, pero de respuesta rápida y briosa a la exigencia del jinete.

Caimanes, caribes, babas, anguilas, cerdos salvajes, toros y jaguares son varios de los enemigos que estos jinetes se van a encontrar.

Las misiones de evangelización junto con los conquistadores españoles trajeron todos estos instrumentos que terminarán por volverse común por este gentilicio.

Aparte del canto silábico nasal y algo presionado, en algunos joropos se incluyen gritos iniciales largos de altura definida.

Se trata de una composición única sin mayor improvisación, cantada siempre con la misma letra y con pocas variantes melódicas.

El golpe, en cambio, es más extrovertido, de carácter recio y frases melódicas generalmente breves.

El arte del contrapunteo es ejecutado por dos o más personas quienes con versos improvisados en rima entran en un duelo poético hasta que uno de los dos se quede callado.

Mientras que la mujer asume usualmente una posición erguida, el hombre suele mantenerse levemente inclinado hacia adelante, con las piernas algo flexionadas.

Todo ello se convierte, entonces, en exponente del brío y la rusticidad de la etnia llanera.

Cazadores venezolanos, siglo XIX . Portando garrasi, cresperos, cuchillos, faja y sombrero.
General Pedro Pérez Delgado y José Dáger, llaneros durante la hegemonía andina, 1919.
Camille Pissarro vestido con traje de llanero, reclinado, c1852-1855.
Cazadores a caballo, portando ruanas, y zamarrros, el atuendo de caza y jinete de Venezuela y Nueva granada durante el siglo XIX.
Llanos en morado entre Colombia y Venezuela.
Llanero, siglo XIX , fotografía de Alphons Stübel.
Antonio Guzmán Blanco , siglo XIX, portando el traje de campo venezolano.
Hogar de un cazador en el llano.
Siglo XIX , llaneros en Villavicencio.
Siglo XIX , llaneros de Villavicencio.
Siglo XIX , aldea en el llano.
Archivo:Garcia Marquez in liqui liqui.jpg
El escritor colombiano Gabriel García Márquez luciendo un liqui liqui al momento de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982.
Juan Vicente Torrealba, arpista llanero venezolano portando el liqui-liqui.
Utensilios de vaquería, 1823.
Peón llanero, siglo XIX . Dibujo por Ferdinand Bellermann
Pastoreo de ganado, 1995. Foto por José Ignacio Vielma.
Llanero, 1995. Foto por José Ignacio Vielma. Se pueden apreciar el zamarro y la ruana.
Vaqueros de tierras calientes, Ramón Torres Méndez , 1860
Campesino llanero domador, siglo XX.
Llanero cazando un caimán, 1862.
Llaneros nómadas atrapando el ganado.
Llaneros haciendo carne en vara, 1862.
Cuatro llanero o venezolano.
Simón Díaz , mayor exponente de la tonada.
Pareja llanera bailando joropo en Yopal , Casanare .
Coleo de toros en el antiguo llano, Travels through the interior provinces of Columbia, J. P. Hamilton. 1838.
Manga de coleo en San Juan de los Morros .
Una arpista (instrumento típico del llano), y una lanza de la época. François Désiré Roulin , 1823