Batalla de Las Queseras del Medio

El Congreso de Angostura aprobó una nueva Constitución en la que se establecía una República Central.

Bolívar se prepara para una nueva campaña tras el fracaso del año 1818 en Caracas.

Para iniciarla se hace necesario cruzar el río, pero la prudencia aconseja a los dos bandos no dar este primer paso.

Para desbaratarla, y sin dejar de vigilar atentamente al ejército republicano, mueve su ejército: dos batallones ocupan la orilla del río para impedir que Páez vuelva a los suyos; la quinta división describe una curva rodeando a los llaneros por la izquierda.

Paez, a la cabeza de 150 lanceros, rompe las filas realistas y por la brecha salen veloces los sediciosos, que se fingen derrotados.

Morillo ordena a lanceros, húsares, dragones y carabineros, 1.200 jinetes (toda su caballería) al mando del teniente coronel Narciso López, que carguen contra los atacantes y los destruyan.

Las fuerzas de Páez, divididas en siete grupos que cabalgan en líneas paralelas, corren velozmente, primero, y luego a media brida.

De pronto, Páez levanta la lanza y se oye su famoso grito: "¡vuelvan caras!"

Rueda por tierra la primera fila de la caballería española; la segunda vacila, pero es acuchillada también por los patriotas; la tercera corre el mismo destino, y el centro, imposibilitado de maniobrar por los caballos de las filas destrozadas, se repliega en desorden ante el empuje de los contraatacantes, y al revolverse con precipitación, atropellan a los que vienen detrás, contra los cuales pelean, creando una confusión tal, que impide maniobrar con acierto a tan formidable caballería que, sin tino, huye a la desbandada en un galopar sin freno, en busca del amparo de su infantería.

Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al enemigo para defenderse de los ciento y cincuenta compañeros del intrepidísimo Páez.

[6]​ En tal sentido, Bolívar condecoró a Páez y sus valientes llaneros con la Orden de los Libertadores.