Ataca a los viajeros, los cuales no deben rezar ante su presencia, al contrario deben maldecirla; porque a diferencia de otros seres malditos, La BoleFuego siente atracción por los rezos.
Se puede evitar su persecución llevando el cabo de soga de arrastra o acostándose boca abajo hasta que se aleje.
Otra versión dice que la mujer se llamaba Candelaria quien tenía a un esposo llamado Don Esteban quien era parrandero, toma trago y jembrero; músico y extraordinario coplero.
Un buen día, don Esteban se alistó para ir a un San Pascual Bailón, nombre que se le da en el llano a las fiestas sabaneras, pero por razones que solo él sabía, no quiso llevar a su esposa Candelaria, situación que despertó violento disgusto en la linda mujer criolla y, tanta sería su ira, que tomó la fatal decisión de que si Esteban no la llevaba, pues él tampoco iría ni a éste ni a ningún otro San Pascual Bailón.
Aparece con frecuencia en los meses de verano, por lo que se dice, en boca de los menos creyentes, que la bolefuego es producto de la ilusión óptica, producida tal vez por el reflejo del sol en las secas sabanas durante el ardiente verano.