Se da un uso general del ustedeo como en el resto de Colombia.
: “Si no fuera (hubiera) sido por Guadalupe Salcedo…” Algunas formas léxicas de origen costeño registradas en la región son: “cautivar” (cultivar), “concha” (cáscara, corteza), “pollino” (asno joven), “yerna” (nuera), “rabipelao” (zarigüeya).
También tiene aportes del occidente Colombia: “hamero” (envoltura de la mazorca), “choclo” (maíz tierno).
Típico también del Llano es la clasificación de las musáceas comestibles cultivadas en tres grupos: plátanos, cambures y topochos; la gran importancia que en la vida del llanero tiene esta última variedad hace que se forme con ella una clase especial.
El influjo indígena aparece también de un modo indirecto y mediatizado, no ya en lenguas aborígenes sino debido a las especialidades características de la convivencia de las comunidades criollas e indígenas, características que vienen a resultar muy indicativas de las relaciones entre dichas comunidades, es decir, entre la sorda lucha que sigue desarrollándose entre ellas, fenómenos caracterizados por los conceptos que el criollo tiene respecto del indígena: “tunebo” equivale a “montaraz” (Pore), “guajibo” a “tímido o huraño” (Arauca); y en Puerto López se escuchó un refrán que bien podría explicar por sí solo las luchas entre los llaneros y los indígenas que causaron conmoción en la comunidad colombiana: “Ni burro es bestia ni indio es gente, ni casabe sirve pa’ bastimento”.