Debido a que la Constitución en su artículo noveno especifica «El idioma oficial es el castellano»,[1] existe una preferencia marcada en el uso de esa denominación, aunque no se rechaza el término «español».
Chucho, Chuo, Chu, Chuy para referirse a alguien llamado Jesús así como también Cheo, Che, Sé para llamar a alguien de nombre José, Goyo para Gregorio etc. Del mismo modo pueden ser combinados para personas con segundos nombres, un ejemplo sería José Manuel por Sema o Chema, María Fernanda por Mafer, Marifer o Mariafer, Juan Carlos por Juanca, María Alejandra por Mariale, Juan Pablo por Juanpa, José Luis por Chely, Luis Fernando por Luisfer, María José por Majo, María Alexandra por Marialex etc.
A lo largo de su historia el castellano venezolano ha absorbido o sido influenciado por las varias olas inmigrantes, las actividades económicas e industriales que se han desarrollado en el país, Entre las cuales se pueden encontrar: Es también notar que muchas palabras del habla inglesa se han incorporado al vocabulario del venezolano, siendo éstas muchas veces más comunes que su equivalentes en español, a causa de la gran influencia que ha tenido Estados Unidos en la región desde comienzos del siglo XX.
Ejemplo de esto son palabras como: La variedades del idioma castellano venezolano se pueden clasificar en los siguientes dialectos: Acento característico cuyo uso es muy común en estados como Distrito Capital, Vargas, Miranda, Aragua y Carabobo.
La mayoría pronuncian la letra f aspirada como [x] (sonido de la j), por ejemplo «una julana» (fulana), «muy projundo» (profundo), etc.
La difusión o extensión del margariteño hacia otras áreas del oriente venezolano obedece al hecho de que Margarita es una isla en la que la pesca y el turismo constituyen actividades importantes, además de ser también una zona de emigración tradicional hacia otros lugares relativamente cercanos del continente, lo cual favoreció el contacto y, por ende, la homogeneización en el lenguaje.
Esta modalidad del lenguaje se extiende también por toda la región nororiental (los estados Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta y Sucre).
Se caracteriza por un marcado acento sonoro de fuerte tonalidad y a veces, con exageración.
La 'S' muchas veces es cambiada por una especie de 'H' soplada y en pocos casos, aspirada o sustituida por 'J'.
También es conocida por sus expresiones emblemáticas como 'ah diablo, chiahblo, chiah, diah, dianche o diantre'.
Tienen su propia manera de referirse al transporte, nada semejante a lo que se usa en el resto del país.
Cabe destacar que en las zonas más deprimidas del país (favelas o «barrios») también se suele emplear un tipo de argot llamado popularmente jerga de malandreo, la cual es bastante mal vista debido a que la emplean mayormente los delincuentes.