Adolfo Bioy Casares

[2]​[3]​[4]​ Colaboró en varias ocasiones con Jorge Luis Borges bajo distintos pseudónimos, y en menor medida con su propia esposa, la escritora Silvina Ocampo.

[6]​[7]​ Asimismo, su abuelo materno Vicente Casares fue el fundador de La Martona, la primera empresa láctea argentina.

Desencantado de la experiencia universitaria, y para evitar que tomaran su intención de ser escritor como una excusa para no hacer nada, le pidió a sus padres que lo enviaran a administrar Rincón Viejo, la estancia de Pardo, y aunque su labor como administrador resultó un fracaso, aprovechó para leer y escribir.

Es así que en 1929 Bioy publicó su primer libro, Prólogo, en una edición costeada y corregida por su padre.

A lo largo de los años siguientes, Bioy publicaría otros cinco libros (17 disparos contra lo porvenir, Caos, La nueva tormenta, La estatua casera y Luis Greve, muerto) que después repudió, prohibiendo su reedición y calificándolos de «horribles».

Fue durante una de estas reuniones que en 1932 Bioy conoció a Jorge Luis Borges, con quien se convertiría en íntimo amigo y colaborador.

Al respecto, su albacea Ernesto Montequín rechaza la visión victimista: «Eso la pone en un lugar de minusválida.

Elogiada por Ernesto Sabato, la obra no tuvo, sin embargo, la misma recepción crítica que su antecesora.

Por entonces, también publicó su única obra escrita junto con Silvina Ocampo, la novela policial Los que aman, odian.

[8]​[26]​ En los años siguientes Bioy se volcó especialmente al cuento, con los volúmenes Historia prodigiosa (1956), Guirnalda con amores (1959), que incluye aforismos, microrrelatos y algunos poemas, El lado de la sombra (1962) y El gran serafín (1967), en los que alternó los cuentos fantásticos con otros de tema amoroso;[27]​ al mismo tiempo, durante esta época se convirtió en fotógrafo aficionado, una faceta que fue descubierta solo en años recientes.

[30]​[31]​ Fue adaptada al cine en 1975 por Leopoldo Torre Nilsson, con el título La guerra del cerdo.

Tras la publicación de dos antologías, Historias de amor e Historias fantásticas, que incluían tres cuentos hasta entonces inéditos, en 1973 apareció Dormir al sol, en la que vuelve a sus tramas fantásticas habituales.

[50]​ Rehúye el gótico por considerarlo demasiado recargado y explícito; como Borges, prefiere el desarrollo de un único hecho fantástico que al final encuentra su explicación, sin embargo, su tendencia a la caracterización psicológica, la preocupación por la creación de un ambiente y su interés en la cotidianeidad de las clases medias argentinas lo acercan también a Julio Cortázar, con quien se leyeron y se reconocieron mutuamente, a pesar de que se trataron pocas veces en persona.

[11]​ Junto a lo fantástico, el amor es el otro tema recurrente en sus obras, el cual suele presentarse enmarcado en los tópicos del romanticismo o incluso del amor cortés: las mujeres a menudo aparecen como seres ambiguos, casi inhumanos, tan bellos como terribles, capaces de llevar a los hombres a la muerte; al mismo tiempo, los protagonistas masculinos suelen ser devotos obsesionados hasta lo enfermizo, aun cuando saben inalcanzable al objeto de sus deseos.

Sepulcro de Bioy Casares. Cementerio de la Recoleta , Buenos Aires.
Bioy Casares en 1941.