[6] Esta formación trilingüe influiría posteriormente en su escritura, según declaró la propia escritora.
Actualmente esta casa (Villa Ocampo) es un sitio UNESCO y reconocido como monumento histórico.
[12] La crítica Patricia Nisbet Klingenberg sostiene, sin embargo, que de niña Ocampo "lived a lonely existence, relieved primarily by the companionship of various household workers (...) This, then, is the place from which her works emerge, from memory and identification with those identified as other.
[14] Luego estudió dibujo en París con Giorgio de Chirico y Fernand Léger.
Cuando en 1931 Victoria fundó la revista Sur, que publicó artículos y textos de muchos de los más importantes escritores, filósofos e intelectuales del siglo xx, Silvina formó parte del grupo fundador aunque, al igual que Borges y Bioy Casares, no tuvo un lugar preponderante en las decisiones sobre los contenidos a publicar, tarea que desempeñaban Victoria y José Bianco.
[18] En 1954 nació Marta, hija extramatrimonial de Bioy, a quien crio como si fuera propia.
[19] Permanecieron juntos hasta su muerte, pese a las frecuentes infidelidades de su esposo.
Compuesto por relatos breves (la mayoría no supera las dos páginas), el libro fue reseñado por Victoria Ocampo en Sur, donde señaló las marcas autobiográficas de los cuentos y le reprochó el haber "distorsionado" esos recuerdos de infancia.
Dos años antes había escrito una novela policial a cuatro manos con Bioy Casares, Los que aman, odian.
[27][28] La publicación de sus dos últimos libros, Y así sucesivamente (1987) y Cornelia frente al espejo (1988), coincidió con la aparición del Alzheimer, que fue mermando sus facultades hasta dejarla postrada durante sus tres últimos años.
[30] Póstumamente aparecieron volúmenes que recogían textos inéditos, desde poesías hasta novelas cortas.
Así, en 2006 se publicaron Invenciones del recuerdo (una autobiografía escrita en verso libre) y Las repeticiones, una colección de cuentos inéditos que incluye dos novelas cortas, El vidente y Lo mejor de la familia.
En 2007 se publicó por primera vez en Argentina la novela La torre sin fin, y en 2008 apareció Ejércitos de la oscuridad, volumen que recoge textos varios.
[31] La obra de Ocampo es reconocida principalmente por su inagotable imaginación y su aguda atención por las inflexiones del lenguaje.
Los discursos viscerales de Eva Perón contra la oligarquía, la presencia de los "cabecitas negras" en las calles, las grandes movilizaciones eran datos que ponían, por primera vez, en el centro, un poder que los ofendía como clase.
Sin embargo, poemarios posteriores como Los nombres, Lo amargo por dulce o Amarillo celeste muestran un verso más elaborado y a la vez desinteresado por el clasicismo.
Debido en cierto punto a su relación con Borges, sus cuentos fueron menospreciados por no ser "suficientemente borgeanos".
[39] Ocampo ha sido descripta como una mujer tímida que se negaba dar entrevistas y prefería el perfil bajo.
Lo único que dijo acerca del asunto fue lo siguiente: "Escribo porque no me gusta hablar, para dejar un testimonio más de la vida o para luchar contra ese exceso de materia que acostumbra a rodearnos.
Ocampo le contó a Moreno su frustración: "Con mi prosa puedo hacer reír.
[40] En contraste, Suárez-Hernán propone que el humor usado en la obra de Ocampo ayuda a subvertir los estereotipos femeninos.
Para ella, "La obra de Ocampo mantiene una postura subversiva y crítica que encuentra placer en la transgresión.
Con respecto al voto femenino en Argentina, Ocampo dijo "Confieso que no me acuerdo.
[51] Amícola propone el ejemplo enfrentar a los niños versus los adultos para crear una polarización.
[52] Suárez-Hernán también toca el tema respecto de la narrativa y sugiere que "La voz narrativa infantil se convierte en una estrategia para generar la ambigüedad que parte del narrador poco fiable ya que el lector siempre alberga dudas sobre el grado de comprensión de los hechos por parte del narrador así como sobre su credibilidad".
[53] Para Suárez-Hernán, "Los cuentos muestran la asimetría entre el mundo de los adultos y el mundo infantil; los padres, maestros e institutrices encarnan la institución sancionadora y son con frecuencia figuras nefastas.
"[54] Suárez-Hernán considera que las mujeres, los niños y los pobres en la obra de Ocampo actúan en una posición subalterna dominada por estereotipos.
[55] El mundo de "la infancia se privilegia sobre la edad adulta como espacio apropiado para subvertir las estructuras sociales; así, la mirada infantil será el instrumento para socavar las bases estructurales y transgredir los límites establecidos.
Ocampo ha sugerido que algunas de sus obras habrían ganado otros premios si no hubieran sido tan crueles.
"Les habrá parecido inmoral", afirmó y, en referencia a cuentos como "La boda" o "La casa de los relojes", dijo: "Los actos más crueles que hay en mis cuentos fueron sacados de la realidad".