Incluye principalmente al latín junto con sus descendientes las lenguas romances y el extinto falisco.
También, según otras propuestas, los extintos sículo y venético, en cuyo caso el grupo suele llamarse latino-venético.
[1] Por otra parte Varro en su obra De lingua Latina hace 47 y 43 a.
C señala a dos lenguas de los pueblos itálicos como más parecidas al latín: el falisco y el sículo, ya que muchas palabras sonaban casi idénticas y tenían el mismo significado.
La diferencia más importante está en que el latín, el falisco, el sículo y el venético retienen las labiovelares indeoeuropeas /*kʷ, *gʷ/ como qu-, gu- (posteriormente pasarían a velares + semivocal), mientras que en osco-umbro pasan a ser labiales p, b.