Luchó al servicio del Directorio (unitario) contra el líder federal José Gervasio Artigas en 1815 y, bajo el mando de Manuel Dorrego, combatió en la batalla de Guayabos.
Cruzó los Andes hacia Chile y acompañó al mayor Antonio Arcos en la victoria de Achupallas.
La herida le permitió una breve licencia en Buenos Aires donde tomó contacto con los líderes del partido unitario, que lo convencieron de unirse a ellos para derrocar al gobernador Dorrego.
Los mismos unitarios que habían iniciado el camino hacia ese desenlace culpaban al gobernador por las consecuencias de sus decisiones.
[5] Fue invitado por Julián Segundo de Agüero, Salvador María del Carril y otras figuras del partido unitario a ponerse al frente de una revolución contra el gobernador.
Unos días después, el coronel Mariano Acha lo traicionó y lo entregó a Lavalle.
Todas estas cartas fueron mantenidas en secreto hasta mediados del siglo XX.
Como Rosas se había refugiado en Santa Fe, Lavalle decidió invadirla mientras enviaba refuerzos a luchar contra varios caudillos menores en el sur de Buenos Aires.
Lavalle nombró al general José María Paz como ministro de guerra, pero este prefirió llevar su división del ejército a Córdoba, donde la utilizaría para derrocar al gobernador Juan Bautista Bustos.
Indignado por la guerra civil que Lavalle había provocado, prefirió volver al exilio.
Poco después, Lavalle se retiró a Uruguay y en diciembre Rosas asumió como gobernador de la provincia.
En un principio tuvieron éxito, pero López Jordán asumió el gobierno y se pronunció por los federales.
Vivió en Colonia hasta 1838, año en que se unió al general uruguayo Fructuoso Rivera en la revolución contra el presidente Manuel Oribe.
En aquella ocasión, lanzó una arenga en que decía: Sorprendido por la carencia de apoyo entre el pueblo de Entre Ríos a su causa, se trasladó a Corrientes, donde su gobernador Pedro Ferré lo nombró comandante del Ejército Provincial.
Tal decisión le valió la desconfianza de los federales y varias discusiones con los otros jefes unitarios.
[7] En febrero de 1840 invadió Entre Ríos y enfrentó al gobernador Pascual Echagüe en dos batallas: en la primera librada en Don Cristóbal resultó vencedor, pero no logró destruir el ejército enemigo.
Luego, en la batalla de Sauce Grande fue derrotado, pero esta vez fue Echagüe quien lo dejó escapar.
Obtuvo el apoyo de algunos estancieros unitarios, pero pronto fue cercado por las fuerzas federales.
Tras lograr algunos éxitos menores, que le hicieron ganar tiempo, acampó cerca de la capital, esperando el pronunciamiento popular en su favor.
[9][10] Ocupó la ciudad de Santa Fe, donde tomó prisionero al general Eugenio Garzón.
Si bien nunca lo supo, pocos días después Lamadrid era completamente derrotado en la batalla de Rodeo del Medio, en Mendoza, y obligado a huir hacia Chile.
Los restos fueron llevados a Potosí, donde fueron recibidos con grandes honores por el Gobierno boliviano y finalmente inhumados.