Abarca el diseño y construcción de los vehículos espaciales y los lanzadores que habrán de ponerlos en órbita, o llevarlos hasta otros planetas, satélites naturales, asteroides, cometas u otros lugares del cosmos.En la astronáutica colaboran diversas especialidades científicas y tecnológicas, como la astronomía, matemáticas, física, cohetería, robótica, electrónica, computación, bioingeniería, medicina o ciencia de materiales.La astronáutica, en combinación con la astronomía y la astrofísica, ha originado e impulsado nuevas disciplinas científicas como la astrodinámica, la astrogeofísica o la astroquímica.A finales del siglo XIX, una serie de ingenieros y científicos en distintas partes del mundo centraron sus esfuerzos en diseñar ingenios propulsivos, estableciendo las bases teóricas y prácticas de la astronáutica actual.En el año 1927 se fundó en la ciudad polaca de Breslavia la Sociedad Astronáutica, que fue frecuentada por Hermann Oberth y Werner von Braun, entre otros.[3] Durante la década de 1950, Estados Unidos y la Unión Soviética compitieron por poner en órbita el primer satélite artificial.[4] La carrera espacial desencadenada entre las dos superpotencias propugnó otros hitos relevantes como la llegada del ser humano al espacio, lograda por el cosmonauta soviético Yuri Gagarin en 1961, o la llegada del ser humano a la Luna, conseguida por los astronautas estadounidenses de la misión Apolo 11 Neil Armstrong y Buzz Aldrin, en 1969.En cuanto al segundo aspecto (utilidad) los ingenios espaciales suelen clasificarse en satélites artificiales, cuando orbitan la Tierra en función de alguna utilidad específica, como fue por ejemplo el satélite ruso Sputnik I, primer objeto orbital puesto por el hombre en el espacio, en astronaves, cuando están tripuladas por al menos una persona y disponen de propulsante propio que les permite maniobrar en el espacio y/o en la atmósfera, como por ejemplo los trasbordadores, o como fueron los módulos del programa norteamericano Apolo, sondas espaciales, cuando las naves están destinadas a la investigación en dirección al espacio profundo, sea en demanda de los cuerpos celestes del Sistema Solar o fuera de él, como por ejemplo las sondas del programa Viking, de la NASA, destinadas a explorar Marte, y las estaciones espaciales, complejos orbitales en torno a la Tierra que pueden albergar un número mayor de ocupantes y con medios de supervivencia que les permitan largas estadías, como por ejemplo la estación soviética Salyut 1.Por otra parte, la utilidad que se le asigne a una nave espacial condicionará su morfología, su masa y su tamaño.La comunicación espacial tiene como objetivo la transmisión de información desde y hacia la Tierra o entre naves que se encuentren operando en un determinado sector del espacio.Una vez en órbita las naves pueden aprovechar el impulso inercial -a la manera de un proyectil lanzado por una honda- que les comunica movimiento propio en torno a la Tierra, para impulsarse en dirección al espacio profundo, sea en dirección a la Luna, los otros planetas o fuera del Sistema Solar.En su forma básica, los cohetes destinados a la astronáutica responden al siguiente diseño: una forma más o menos cilíndrica que tiene en su interior, por regla general, dos contenedores en que se encuentran los propergoles a reaccionar: el de combustible (p.ej: hidrógeno líquido) y el de comburente (p.ej: oxígeno líquido).Esta última ha sido prohibida por tratados internacionales, poniendo fin a antiguos proyectos, como el Orión, consistente en una nave interestelar capaz de alcanzar, teóricamente, velocidades prácticamente lumínicas.Todos estos proyectos tienen como dificultad práctica el que las aceleraciones obtenidas son muy progresivas, lo que implica dificultad en su aplicación en los espacios cercanos a la Tierra, estando más bien diseñados para vuelos en el espacio profundo.Básicamente, las naves destinadas a los mundos exteriores, lanzadas en dirección al Este, deben aprovechar la fuerza inercial que les otorga el movimiento de rotación de la Tierra(unos 1.670 km/h), a lo que suman su propio impulso proporcionado por los cohetes.[5] Durante la navegación espacial, las naves deben ir controlando permanentemente su ruta mediante la guía de poderosas computadoras, tanto a bordo como ubicadas en Tierra.En órbita en torno a la Tierra, el horizonte del planeta es una referencia válida para la orientación de las naves.Por el contrario, un ángulo demasiado oblicuo y a mucha velocidad hará que la nave rebote en las capas superiores, describiendo una parábola y pasando de largo; a menor velocidad la nave rebotará, pero ingresará en la atmósfera más allá del punto fijado como óptimo.Previamente al re-ingreso, la nave enciende sus cohetes de frenado, disminuyendo drásticamente su velocidad y perdiendo altura; durante el proceso la nave debe ser girada en tal forma que ofrezca su flanco más resistente a la zona de fricción.El diseño de este medio debe recrear al máximo posible las condiciones que el organismo humano encuentra en la superficie terrestre, vale decir, de presión, temperatura, humedad, respiración, procesos alimenticios, aseo, desechos orgánicos, ejercicio, descanso y sueño.Mientras no se descubra o invente algo totalmente distinto, la aplicación de fuerza bruta seguirá siendo la forma más eficaz de elevar una nave al espacio, por lo que los astronautas deberán seguir soportando las fuertes tensiones que genera una aceleración violenta.En esta fase es fundamental la utilización de los trajes y asientos especialmente acondicionados para aminorar sus efectos.La ingravidez provoca, durante los trayectos largos, la pérdida de tejido óseo y muscular, lo que afecta incluso al corazón.Otro problema es la evacuación de los desechos orgánicos del cuerpo, los cuales suelen ser procesados, almacenados y sellados para un posterior análisis.Otra preocupación es la acción de las radiaciones solares y cósmicas, que son nocivas para la salud.El sistema eléctrico juega un papel capital en la calefacción o en la extracción del calor interno.Como se ha dicho anteriormente, el traje espacial reviste capital importancia para la supervivencia humana.No obstante, el traje solo permite una movilidad más bien reducida, dada su rigidez.[cita requerida] Las acciones tendentes a la exploración y la ocupación progresiva del espacio cercano han estado dictadas por múltiples intereses: prestigio político, fines militares, demandas tecnológicas de sectores industriales, comunicaciones, observación geográfica o del clima, o el conocimiento científico en sí mismo.Este proyecto pretende agrupar y coordinar los trabajos de México en actividades espaciales.