Radiación cósmica

En 1911, Victor Franz Hess, físico austríaco, demostró que la ionización atmosférica aumenta proporcionalmente a la altitud.Sin embargo, su artículo, publicado en Physikalische Zeitschrift, no encontró amplia aceptación.[1]​ Más tarde, en 1912, Victor Hess elevó tres electrómetros Wulf de precisión mejorada[2]​ a una altitud de 5300 metros usando un globo aerostático y encontró que la tasa de ionización se multiplicaba aproximadamente por cuatro en comparación con la que podía medirse a nivel del suelo.Se sabe que, en los períodos en que se emiten grandes erupciones solares, el Sol emite rayos cósmicos de baja energía, pero estos fenómenos estelares no son frecuentes.Tampoco lo son las erupciones de otras estrellas semejantes al Sol.[5]​ Esta constelación contiene una galaxia de núcleo activo, cuyo núcleo se debe a la existencia de un agujero negro (probablemente supermasivo), al caer la materia a la ergosfera del agujero negro y rotar velozmente.A enormes velocidades, centrífugamente, se fuga parte de esa materia, constituida por protones y neutrones.Al alcanzar la Tierra (u otros planetas con atmósferas suficientemente densas) sólo llegan los protones, los cuales, tras chocar contra las capas superiores atmosféricas, caen en cascadas de rayos cósmicos.El descubrimiento observado en Centaurus parece ser extrapolable a todas las galaxias de núcleos activados por agujeros negros.Los rayos cósmicos que alcanzan la atmósfera en su capa superior son, principalmente (98%), protones y partículas alfa de alta energía.Por tanto, la componente de partículas que alcanzan el suelo varía según la altitud (a mayor altura, menos atmósfera con la cual interaccionar) y por la latitud (a mayor latitud, mayor cantidad de partículas desviadas por el campo magnético), y propician cierta variación con el ciclo solar (de 11 años).En primer lugar, la detección directa de los rayos cósmicos primarios en el espacio o a gran altura mediante instrumentos transportados en globos.Tanto la detección directa como la indirecta se realizan mediante varias técnicas.[6]​ En este método, las hojas de plástico transparente, como 0,25 mm Lexan policarbonato, se apilan y se exponen directamente a los rayos cósmicos en el espacio o a gran altura.La carga nuclear provoca la ruptura de enlaces químicos o ionización en el plástico.Esta técnica produce una curva única para cada núcleo atómico de 1 a 92, lo que permite identificar tanto la carga como la energía del rayo cósmico que atraviesa la pila de plástico.Cuanto más extensa sea la ionización a lo largo de la trayectoria, mayor será la carga.También se utiliza agua (líquida o congelada) como medio de detección a través del cual las partículas pasan y producen radiación Cherenkov para hacerlas detectables.[10]​ La primera app en explotar esta propuesta fue el experimento CRAYFIS (Cosmic RAYs Found in Smartphones).[16]​ Al igual que la detección de la luz Cherenkov, este método se limita a las noches claras.
Simulación del impacto de una partícula de 1 TeV (10 12 eV) proveniente del espacio exterior , y de la radiación cósmica consecuente, sobre Chicago .
Representación de los distintos detectores de rayos cósmicos.
Pacini realizando una medición en 1910.
Incremento de la tasa de ionización con la altitud medida por Victor Hess en 1912 (izquierda) y por Kolhörster (derecha).
Hess aterriza tras su vuelo en globo de 1912.
El conjunto de telescopios Cherenkov de aire VERITAS