El traje extravehicular, o EVA, por sus siglas en inglés, protege a los seres humanos del calor, el frío, la radiación y la nula presión atmosférica del espacio fuera de la nave o estación espacial.
El primer prototipo de un traje espacial fue la escafandra estratonáutica, diseñada en 1935 por el ingeniero militar español Emilio Herrera.
Este prototipo sentó un precedente que inspiraría futuros diseños, utilizados por los Estados Unidos en la carrera espacial.
[3] Un traje espacial debe permitir a su usuario un movimiento natural y sin trabas.
Casi todos los diseños intentan mantener un volumen constante sin importar los movimientos que haga el usuario.
Todos los diseños de trajes espaciales intentan minimizar o eliminar este problema.
Los trajes rígidos generalmente están hechos de metal o materiales compuestos y no usan tela para las juntas.
Las juntas mantienen un volumen constante de aire internamente y no tienen ninguna fuerza contraria.
Estos trajes pueden ser muy difíciles de poner y enfrentar problemas para proporcionar una presión uniforme.
La mayoría de las propuestas utilizan la transpiración natural del cuerpo para mantenerse fresco.
Un traje espacial debe desempeñar diversas funciones para que su ocupante permanezca cómodo y seguro.
A esta configuración se le puede añadir el módulo extravehicular (Manned Maneuvering Unit en inglés) que utilizan los estadounidenses para maniobrar fuera del transbordador espacial.
En la Soyuz este traje es de color blanco y se denomina Sokol.
Además va equipado con radiobaliza, bengalas, agua, raciones de comida, paracaídas, flotadores y demás equipo de supervivencia; por si se produjera un accidente y debieran abandonar la astronave en vuelo o al caer sobre agua.
[7] La profesora Dava Newman desarrolló unos trajes espaciales denominados «biotraje», similares a uno de neopreno.