Tras el fracaso del Edicto Perpetuo como fórmula para mantener bajo soberanía española las provincias de los Países Bajos, los Estados Generales levantaron un ejército para oponerse a las tropas españolas que Don Juan de Austria había hecho volver al mando de Alejandro Farnesio.
Se envió a la caballería para que lo acosara, pero con órdenes de no entablar ningún combate serio hasta que el grueso del ejército les diera alcance.
Alejandro Farnesio advirtió que las tropas enemigas flaqueaban ya en las primeras escaramuzas, por lo que se lanzó con la caballería a atacar a la caballería enemiga.
En hora y media el ejército de los Estados Generales fue completamente aniquilado.
Tras la batalla Don Juan recuperó para España, ciudades como Aarschot (saqueada en agosto por los calvinistas tras la batalla de Rijmenam),[2] Binche, Dalhem, Diest, Limburgo, Lovaina, Nivelles, Terneuzen, Tienen, el castillo de Valkenburg aan de Geul, Zichem y Zoutleeuw.