Batalla de las Dunas (1639)

Zarpó hacia Flandes y se unió en La Coruña a la escuadra de Dunquerque.

En el Canal se encontraba a la espera el almirante holandés Martín Harpertz Tromp, con pocas naves.

En estos tres días de combate, los contendientes agotaron toda la pólvora y municiones.

Tromp entró en Calais, donde el gobernador le facilitó quinientas toneladas de pólvora, reparó sus buques, pudo desembarcar a los heridos y, en veinte horas, estar de nuevo en la mar listo para el combate.

A los ingleses les disgustó la decisión española, y el enfado se agravó por no haber saludado Oquendo a la bandera inglesa del almirante Pennigton, que se encontraba fondeado en la rada.

Este mantuvo una escuadra fondeada en la salida de la rada y otra navegando por el Canal.

Lanza sus brulotes sobre la escuadra fondeada, pero los españoles pican amarras y se hacen a la mar.

La batalla se entabló con los galeones españoles peleando aislados contra fuerzas cinco veces superiores.

Los demás embarrancaron en las costas francesas o flamencas para no entregarse al enemigo.

De los que habían varado en Los Bajíos (The Downs), nueve consiguieron llegar a Dunquerque.

Batalla de las Dunas según una pintura de alrededor de 1650.