Asedio de Jülich (1621-22)

Los defensores, unos dos mil hombres, se rindieron el 3 de febrero.

El cardenal De la Cueva informó al rey Felipe IV desde Bruselas: «han sentido mucho los olandeses la pérdida de Juliers».

[1]​ Siguiendo las instrucciones que había recibido de confiar el gobierno de las plazas arrebatadas a los holandeses a españoles y no a flamencos, la archiduquesa Isabel Clara Eugenia entregó la reciente conquista a Diego de Salcedo, a quien se consideraba «persona de muy buenas».

[1]​ Las tropas españolas siguieron avanzando para expulsar a los neerlandeses y sus aliados de sus fortalezas en la región, tomando en 1623 Hamm, Unna, Kamen, Lippstadt y el castillo de Sparrenburg.

[3]​ La ciudad perteneció a los Países Bajos Españoles hasta su entrega en 1660 al católico duque de Jülich Felipe Guillermo de Neoburgo.

Asedio y toma de Jülich (1621-1622) en un grabado del taller de Frans Hogenberg , 1622-1624.