[1] Por la parte española, el mantenimiento en Flandes de los tercios españoles suponía un gasto excesivo en dinero y en vidas humanas; las amenazas de los berberiscos en el Mediterráneo y de una Francia beligerante hacían necesario pacificar los Países Bajos para desviar esta fuerza militar hacia otros conflictos, reales o potenciales.
[8] La ciudad, sin embargo, resistió los asaltos, lo que permitió a las tropas de Spínola no tener que acudir en su socorro y poder continuar el cerco de Wachtendonck.
[1] La oferta holandesa sorprendió, empero, al Gobierno español, que por entonces sopesaba también el cese de las ofensivas contra las Provincias Unidas debido a la falta de medios para proseguirlas.
[2] Los españoles habían logrado además recuperar posiciones en el Bajo Rin y Westfalia, si bien no penetrar profundamente en territorio enemigo.
Según los términos del acuerdo, ambas partes se comprometían a:[18] Los calvinistas holandeses no aceptaron garantizar la libertad religiosa para los católicos.
Durante los años que duró la tregua, las Provincias Unidas establecieron relaciones diplomáticas con varios países y se expandieron comercialmente por todo el mundo.
La Tregua de los Doce Años conllevó un periodo de paz en Europa conocido como la Pax Hispánica, en el que España mantuvo su preponderancia en Europa como primera potencia política, económica y cultural a nivel mundial.
Johan van Oldenbarnevelt sería acusado de traición y ejecutado en 1619, su secretario Hugo Grocio fue encarcelado.